jueves, 23 de septiembre de 2010

doy vueltas la bolita entre mis dedos
pequeño infierno hecho de mocos y piel seca
como el dado infinito de Vallejo
como el horizonte cerrado de una noche perdida
como el bolo que cargo candado dentro
o mis testículos en su ziploc hermética
(no diré lágrimas ni heces ni calambres
pero de palabras sí porque todo se gasta
porque la piel está impresa y los mocos y la noche
porque está cerrada la puerta y es cuestión de abrirla

como los dedos hechos a la medida del tomacorriente
conjurar la vida es conjurar la muerte
y abrirse al mundo un cerrarse perpetuo
el cerrarse abrirse y empaparse de lluvia
cerrar el libro polvoriento o hacer la historia polvo
porque resulta imposible amar teniendo una historia

el círculo de medida perfecta y forma angélica
que recorren los ángeles desdeñando claveles
es también la forma de la Orgía de la burla de la lágrima
del bolo que no veré irse por el desagüe
forma y medida perfecta del conocerse
hasta el hartazgo

del dado infinito de Vallejo
o de la bola de moco y piel seca
que voy tatuando con mi propia muerte

lunes, 13 de septiembre de 2010

Yo ya no sé qué creer sobre el proceso o la misma razón del acto de escritura. Por ejemplo, ahora me parece que escribo tan sólo para 'procrastinar'. Pero también porque Duele, y yo ya he olvidado cómo es sentirse bien del todo.

Ni siquiera los mejores amigos de uno (esos que uno cree que podrían descifrarlo casi enteramente) son capaces de ver, de sentir eso que está allí en una esquina ocupado en exclusivo de doler.

Tan vulgares pueden parecer. A uno se le agotan las esperanzas.

Entonces algún espectro del pasado, amordazado con el deseo propio, es conjurado para posarse frente al espejo de uno. Eso es literatura.

Como una fotografía vacía, o un murmullo inteligible. "Estática".

Pero siempre es el uno con pretensiones de pluralidad. Y lo que hay en medio del Deseo y lo deseado.

Todas estas cosas ya se saben. Mi sopor apenas parece acabarse.

Como un acorde suspendido en cuarta, insoportablemente suspendido en cuarta para siempre.

domingo, 5 de septiembre de 2010

Volviendo a ver Six feet under

¿Qué se me ha dado este fin de semana, que vuelvo otra vez a este páramo de palabras? Puede que sea el hecho de que, por primera vez, tengo que escribir literatura como tarea y que, como sé que me va absorber más de lo que puedo ofrecer en este momento (con una tesis que inventarme para el miércoles y tres lecturas pesadas que hacer y resumir para pasado mañana), decido 'procrastinar' aquí, pequeño simulacro de escritura creativa. Me duele la panza, eso me gustaría registrar primero. Y el que me sienta tan, pero tan cansado (no he dormido mucho ayer). He trabajado un poquito en las lecturas ayer, ausentándome incluso de la chupeta por el cumpleaños de un amigo (¡que parece que no debí haberme perdido!), y un poquito más pequeño hoy, y el resto me la he pasado viendo (o volviendo a ver, debería decir) Six feet under. Regresar a un texto conocido (ya se sabe cuál definición de texto uso, blabla) y bien querido es una experiencia curiosa, como un releerse a uno mismo en el acto de intrepretación. Digo, no sólo interpretación simbólica, sino, más generalmente, en el acto de interpretación de la realidad. Por ejemplo, recuerdo que cuando veía la serie por primera vez (en su primera emisión de HBO latino, cuando estaba más o menos en tercero de secundaria) me causaban mucho morbo las escenas de sexo entre Nate y Brenda de la primera temporada. Casi se sentía como si viera una porno en la tele (el mismo sentimiento de morbo que uno tenía viendo las películas de medianoche de Cinemax). Ahora, las mismas escenas me parecen más bien redundantes, como una forma cliché de hacer aparecer el show como uno edgy. Tampoco era capaz de ver la profundidad con la que, temporada a temporada, los creadores del show van redimensionando a sus personajes. Ni mucho menos los aciertos y los fracasos en este esfuerzo. Por ejemplo, tenemos a David, que comienza casi como un lugar común: su primera narrativa es la del gay reprimido que tiene que aprender a aceptar su condición homosexual. Bien. Eso se logra en la primera temporada. ¿Y qué pasa cuando se agota esta narrativa? Los guionistas (y Michael C. Hall, desde luego) también, de alguna manera, superan la homosexualidad de David (quiero decir, dejan de verlo exclusivamente como el gay character de la serie) y se dedican, esta vez, a problematizar su relación con su novio, Keith. Los problemas amorosos con su novio, y las formas que tantean ambos para mantener la relación a flote, se vuelve la narrativa principal del personaje de David. ¿Y qué mejor manera de luchar contra la homofobia que problematizando no la diferencia (David como un personaje definido por su homosexualidad y, por ello, con problemas estrictamente homosexuales) sino más bien la igualdad (los problemas de David y Keith parecen los de cualquier matrimonio de clase media) entre personas homo y heterosexuales, y su manera de relacionarse entre sí?
Hay, pues, un refinamiento en el caso de David. Pero, como decía, también hay desaciertos vista la serie en retrospectiva. El más obvio es el del personaje de Federico: el esfuerzo que intenta hacer de Rico un personaje más complejo no puede pasar desapercibido, como tampoco puede hacerlo su fracaso. Por citar algunos ejemplos: el tratamiento poco desarrollado de la depresión de Vanessa (que, de un capítulo a otro, deja de ser un problema), o las lagunas que afloran ante la aparición de Sofía (mejor dicho, ante la relación de Rico con su hija: caemos en la cuenta de que no sabemos casi nada de Rico en su rol de padre). Pero quizás el más doloroso es el de Ruth, cuyo personaje ha ido en picada desde la tercera temporada. El simbolismo sutil de la narrativa de Ruth en la segunda llegó a cotas de verdadera genialidad: "The Plan", ese programa de auto-superación personal al que Ruth se inscribe, le daba la necesidad al personaje de explicar sus defectos en jerga arquitectónica ("mis cimientos están dañados", o "debo contruir un mejor plano para mi casa [mi vida]", jerga que a su vez nos remitía a la enorme casa vacía de los Fisher (la escena en que Ruth se prepara una cena perfectamente organizada y se la come totalmente sola es especialmente elocuente), que, a su vez, era el símbolo perfecto para la soledad de Ruth, una soledad como producto de la pérdida de los roles de esposa y madre, que la definían como persona y le daban un lugar en el mundo. Ruth es la madre sin hijos, la esposa viuda: su vientre y su vida son exactamente como su casa: vacíos, hechos de ausencias. Pero explicar esto es como explicar lo gracioso de un chiste: hace falta verlo y descubrirlo, sentir esa tremenda sensibilidad femenina que rodea al personaje de Ruth, atisbar la inteligencia con que se le ha configurado. Desfortunadamente, todo esto se pierde tras el fin de la narrativa de la amistad con Bettina, el personaje jocoso e irreverente de la maravillosa Kathy Bates (y le digo así porque ella dirigió el que a mí me parece el mejor capítulo de toda la serie: el número doce de la tercera temporada; ¡qué talento para la dirección!). Ruth parece superar de un día para otro su soledad, concentrándose más bien en relaciones que poco tienen de interesantes. Su amorío con nuestro querido Dwight Schrutte, Arthur (Rainn Wilson) es pointless y parece haberse escrito sólo para aligerar el resto de narrativas (especialmente la de Nate), mientras que su relación con George resulta más bien aburrida e insípida (exceptuando, quizás, su corto noviazgo y la boda). El personaje de Ruth, así, parece trazar el movimiento inverso al de David, de bueno a no tan bueno.
Lo cierto es que todavía no acabo de ver la serie y quizás haya algo más que quiera decir por aquí cuando lo haya hecho. Mi dolor de panza, menos mal, cesó; acababa de ver ese episodio en donde atracan a David (el robo más largo y cruel de la historia), y no dudo que eso haya colaborado con la revulsión estomacal. Me apresuro a seguir procrastinando y comenzar con el siguiente episodio.

sábado, 4 de septiembre de 2010

Voy a aceptar, a regañadientes, que estás buena, pero incluso esto es subjetivo, si se puede llamar así a las influencias atávicas, a las imágenes de las novelas románticas alemanas, a la tele. ¡Cuánto mal hace que le digas a una chica que está buena y que se la crea! Mucho más cuando es estúpida (me ha pasado repetidas veces), cuando no sabe aprovechar el don de la hipocrecía y al final es uno quien queda en ridículo. O, al menos, con cierta vergüenza ajena. Está bien: estás buena. Me gusta tu piel lechosa, tus ojos pequeños, tu cabello rubio; incluso a estoy dispuesto a conceder que no me desagradan tus labios delgados, que ni mejoran ni empeoran tu estar-buena. Porque hay una gravísima diferencia (no hay ni siquiera necesidad de decirlo) entre decir que eres hermosa y que estás buena. Así que no te la creas tanto: estás buena, pero no te considero hermosa. Me preguntarás entonces, ¿qué es estar buena? No pensemos en códigos anglosajones. "Estar buena" no equivale necesariamente "you're hot", pero tampoco equivale del todo "you're cute", que, en cierto sentido, representa y no representa una degradación de la primera categoría. Subjetividades, lagunas lingüísticas, verás. Estar buena, convengamos, quiere decir que eres atractiva, que tu aspecto (pero sólo tu aspecto, tu imagen, tu fotografía mental) es seductor. Allí yace precisamente la diferencia entre el ser-hermosa y el estar-buena: no sólo la primera es una categoría ontológica (ser), en tanto que la segunda es mera manifestación de determinado fenómeno (estar), sino que la hermosura de una mujer consiste también en sus maneras, su gracia, su personalidad, y no se limita exclusivamente a su aspecto físico. Hechas tales sutiles, mas decisivas, diferencias, la pregunta que seguro me harás a continuación será por qué no te encuentro hermosa. Pues, sencillamente, porque me caes mal. Pero no sólo es eso, ¡buena fuera! Podría, si ese fuera el caso, olvidarte. No estarías, tan a mi pesar, presente en mis pensamientos, que tan poco pueden hacer por controlar tus apariciones. No: tú, de alguna manera, eres como una suerte de repetición degradada de una mujer que amé en el pasado. Pero lo que en ella era espontánea gracia, alegría explosiva, inocencia y furor, en ti es actuación calculada, puerilidad fingida (¡no hay nada más exasperante que una mujer que se hace pasar sin éxito por niña!), ingenuidad interesada. Quieres seducir, pero tus seducciones están embarradas de pretenciones políticas. Te haces la pequeña naïf que se asombra ante el brillo de cada idea -por deslucido que éste sea- buscando la aprobación de la gente, o el cariño de las autoridades, la confianza de todos. Cada vez que me siento al piano y canto "Peperina", no puedo evitar pensar en ti. Me provoca repulsión cuánto me recuerdas a mi amada, la Verdadera Niña (perdona el macedonianismo), como la parodia asquerosa de su ser-hermosa. Pero, ¿cómo pretender controlar mis propias subjetividades, mi debilidad ante mis fantasías? A regañadientes: estás buena. Ojalá eso te baste, porque inteligente no eres. ¿A quién engaño? Más que bastarte, te sobrará.

viernes, 20 de agosto de 2010

Ring around the rosey

Debe ser conocida, incluso en las comunidades hispánicas, la rima infantil inglesa que va, según la versión estadounidense:

Ring around the rosey,
A pocketful of posies.
ashes, ashes.
We all fall down.

que, de forma horrible, traduzco así:

Círculo alrededor de la rosita,
un puñado de ramilletes,
cenizas, cenizas,
todos caemos al suelo.

El círculo es el que las niñas pequeñas forman tomándose de las manos, a la vez que saltan y cantan la cancioncilla; cuando ésta termina, todas se tiran al suelo. Se trata de una rima encantadora, llena de aliteraciones (como no podía ser de otra forma, en materia inglesa), pero descuiden, no me demoraré en describir estas cosas. La rima debe haberse aprovechado de mil y una formas; yo, personalmente, me topé con ella por primera vez en una canción de Korn, "Shoots and ladders", de su primer disco:



donde la cancioncilla es utilizada por el 'yo poético' (tendríamos que generar nueva terminología para esto, que suena tan cursi y pretencioso) como una suerte de resorte que activa los recuerdos terribles de un padre abusivo en su infancia. Una relación intertextual algo macabra, diríamos, en donde la inocencia de la niñez se junta con la violencia sexual del mundo de los adultos.

Y bien, hace poco encontré otro uso de nuestra rima, esta vez en forma de comedia. Se trata de una suerte de video falso de una cantante ficcional (una especie de transfiguración de Lady Gaga) que forma parte de una película. No voy a matizar mi opinión: el resultado es una vulgaridad asombrosamente ingeniosa. La clave está en que la frase "ring around the rosey" se resignifica por completo. Fuera de lo gracioso que pueda resultar, no puedo evitar pensar seriamente en la posibilidad que puede brindar la vulgaridad como potencial artístico: que con un giro ingenioso pueda formarse una materia rigurosamente artística. ¿Puede lograrse el goce del arte a través de la vulgaridad más ramplona?




miércoles, 4 de agosto de 2010

Orestes

Permítaseme decir que soy débil y que he perdido el rumbo. Mi pequeño corazón se humedece con el resplandor de la belleza, se sonroja al ser descubierto deseando. Se ofusca y estampa la nariz bajo tierra. Alguna vez, algunas veces de ese alguna vez, el deseo abarcaba todas las calles, se encendía en cada esquina, en cada foco, en cada mirada. Alguna vez ha sido realmente así: como el ave de Blake, toda persona parecía esconder una potencialidad de placer infinita. La vida -que uno no se da cuenta hasta se descubre expulsado de ella. Tengo mi tomo inmenso de la Ilíada al lado, una botella de agua, toda la noche por delante. Basta asomarse y observar la expresión desdeñosa de Agamenón, la tez clara de Aquiles, la guerra y las pródigas hecatombes; basta, digo, hasta el sin embargo de su expresión asustadiza, cómo no me mira cuando sonríe, o -peor aún- hasta el botón enorme de la chaqueta del fantasma, sus labios escondidos (como, se me ocurre, Briseida dentro del campamento de Aquiles) detrás del papel, inalcanzables. Soy débil y el deseo se extiende como alfombra ante mí, traza un camino claro, sólo nebuloso visto desde dentro. perdiéndose a lo lejos entre el sufrimiento de un cuerpo agonizante. Fuera de eso, o en el ejercicio mental que representa lo no-eso, sólo hay palabras que se amontonan una tras otra. Occidente entiende la síntesis de lo llamado dionisíaco y apolíneo como la anulación de una y otra entidad: el deseo que anula el cuerpo. Oriente prefiere anular el deseo. Me encuentro en lo que en una canción se llamaba "a medicated peaceful moment". Si me fuera dado elegir... Pero sólo hay palabras. Sólo palabras, en cuyo ejercicio hay también un medicated peaceful moment. Supongo que realmente no existe remedio para nada.

martes, 13 de julio de 2010

Cuando la ciudad es nuestra
y el tiempo imperecedero
cada esquina una posibilidad
de muerte iluminada
de besos que detiene el aire
alegría que estampa
sus arrugas en el corazón lozano
la calle recién asfaltada que
proclama su pudor de piel
todo ruido
todo música en sordina
(uno no se da cuenta)
pasan los zapatos
una mirada perdida
la frugalidad de una ciudad dormida
el cadáver de una bestia acechante
la solemnidad del sueño del vigilante
y el semáforo que late como un corazón
caricias que uno lanza al olvido
ruido
las tetas de un bar que se salen del escote
presencia
la cañita encima del vaso
rouge
golpes en el antebrazo mirada
el viento parece un milagro
cuando sólo resta la lucha
de unas palabras que se olvidan como las sombrillas
cuando se mira cantar a la persona que se ama
palabras
ruido
viento que juguetea en los oídos
sin nada más que decir que el ruido
sin nadie cerca
guiñó el auto que se aleja ya
tradujo sus pantorillas la caricia que fue deseo
improntas inútiles de ardor y fantasía
la noche se traga todos los deseos
la noche se traga todos los gritos
cada gota de sudor
pulverizada en su alquimia de asfalto
perdido cada latido
que se hunde en lo más profundo de un aullido lejano
¡cuando sólo se necesita memoria
¡cuando resulta imposible
ser ya solamente un niño
postergado en la pena de una noche eterna

sábado, 19 de junio de 2010

No hay mucho qué decir, pero hay ganas de decirlo. Digo: decir lo que aún ni siquiera está allí para decirse. Hace diez años yo tenía trece, y sostenía arduas conversaciones con una entonces hermosa niña (ahora madre de otra, seguramente, niña hermosa) sobre el escándalo que significaba el que no nos dejasen ver ciertas películas en estreno, a nosotros que éramos tan maduros y que conocíamos de cabo a rabo el mundo de los adultos. ¿Es señal de madurez estar consciente de los signos propios de inmadurez? ¿Aún a pesar de la certidumbre de estar en una posición en la que no se pueden cambiar las cosas solo? Preguntas para el viento, como cantaría Bob Dylan. Ella debe haberse dado cuenta.

Pronto se acaba el ciclo y ya luego comienza la despedida. Larga, larga despedida, como la ronda de familiares que uno debe recorrer en una fiesta antes de poder buenamente largarse a su casa. ¡Quedan tantas cosas que hacer, que uno hasta se siente conmovido! ¡Cómo será cuando ya no haya nada que hacer, cuando no exista más posibilidades de creación...!

Es una pena, que esto haya menguado tanto. No sé ni siquiera si el caudal volverá a las, siquiera, cinco entradas al mes. Hace falta viajar, supongo. Cada vez me convenzo más de que el evento perfecto es un recital con canciones conocidas (o por conocer, pero buenas) y lleno de amigos y de gente, también, desconocida pero nada aburrida. Como ese final del cuento de Carson McCullers (¿qué te voy a decir?, ¡me gustó!), tan maravilloso, de los doce prisioneros cantando una música apenas conjeturada, imposible (muy Borges wannabe, esto último). Nada más lejano de las páginas de los libros, de la lámpara y el silencio de la noche de un sábado. Y, naturalmente, de los blogs.

martes, 8 de junio de 2010

Esta canción debe ser una de las más fieles a mi propia identidad.

jueves, 20 de mayo de 2010

¡Incluso se me ha ocurrido contarle que soñé con ella, que había un piano en la casa de la infancia, que me había rechazado de nuevo! No viajaré al norte. Francia, con sus ostentosos chistes sin gracia y su cara bonita, ha sitiado por completo el territorio. ¡Dónde se ha visto que un virreinato se alce contra Napoleón! Irme, encontrarla y caer nuevamente en la depravación. ¿Cuánto habrán cambiado las cosas? Para mí apenas se han movido de su sitio -pero eso debe ser obvio en este punto. 'Ojalá hubieras ido conmigo a ver Fígaro', le decía hace dos años en mi habitación, con ella acostada en mi cama. Y ella me respondía que sí, que ojalá, dando una inflexión extraña a la frase, perdiendo la mirada en algún punto del techo. Un efecto maravilloso, preñado de potenciales fantasmagorías. Mi degradación de 'Julio' a 'Julito'. Mi resentimiento. Todas esas cosas de alguna manera permanecen, persisten sin que los días y la nueva gente y acontecimientos los conjugue, les cambie la forma. Y ahora me encuentro en una situación incómoda: la conciencia de que, en estos dos años, no he conocido a nadie que siquiera se le compare. Viajar en tales condiciones, ¿para qué?

miércoles, 5 de mayo de 2010


18-6

Solo por eso de "Moe is a poet..."

lunes, 3 de mayo de 2010

Quiero irme a la mierda y dejar de resumir estas cosas.
Quiero irme a la mierda.
Quiero formar un nuevo arte que instrumentalice a las personas para su propia revitalización.
Quiero fumar, for once, un cigarrillo tranquilo en mi casa, sentado en el sofá.
Quiero salir con mi botella de cerveza a la calle, como en Buenos Aires, y gritarle a la policía que se vaya a la mierda.
Quiero un lugar con personas queridas y sólo música y palabras habladas (NUNCA ESCRITAS) y representaciones y entremeses y momos.
Quiero silencio -silencio que provenga del ruido más estridente.
Quiero salir, salir, salir, salir, salir -fuera de este mundo.
Quiero tocar canciones de Los Gatos y que todos sean felices de una vez por todas.
Quiero que se acaben las cursilerías. Que la gente deje de tener mal gusto.
Quiero viajar a Chile y quiero viajar a Europa.
Quiero quedarme abandonado en una estación de bus, perdido, sin que me importe.
Quiero que nadie nunca más hable francés en el mundo.
Quiero salir, salir, salir, salir, salir -ámbito cosy de la noche irresponsable.
Quiero TIEMPO.
Quiero comenzar nuevamente. Y acabar y comenzar y no acordarme más que de los pequeños detalles.
Quiero que desaparezcan los libros, que lo único que hacen es perder el tiempo de las personas.
Que se acabe que se acabe que se abaque que be acase que basaque.
A la mierda y a la mierda y a la mierda y nunca, pero nunca más regresar.

sábado, 1 de mayo de 2010

Visiones de Bartleby




1) Pequeño blues: Interacciones entre Bartleby y su jefe (donde al jefe corresponde la pentatónica y a Bartleby la disonancia del tritono). 00:00 - 00:30.

2) Ensoñaciones del jefe de Bartleby sobre su empleado.
OO(a) Sueño: Bartleby como ser humano. Esperanza y caridad. 00:31 - 00:59
OO(b) Pesadilla: Bartleby desamparado.
000000b.1. Pregunta. Confusión sobre la propia responsabilidad en el destino de Bartleby. 01:00 - 01:14.
000000b.2. Respuesta. Sentimientos de culpa sobre la situación de Bartleby. 01:15 - 01:34

3) Búsqueda desesperada de Bartleby en la ciudad de Nueva York. 01:35 - 01:43

4) Hallazgo. Bartleby sentado en una escalera. 01:44 - 01:58.

5) Epílogo y petit transfiguración. 01:59 - final.

Experimentos con el interludio para 'Hamlet'

(Cello [14.9] - Horn [14.4] - Pipe organ [5])

jueves, 29 de abril de 2010

1973

Si para la literatura del XX 1922 es el año, para el rock lo es 1973. ¿Qué álbumes se publicaron en 1973?

Pink Floyd: The Dark Side of the Moon


King Crimson: Larks' Tongues in Aspic


Emerson, Lake & Palmer: Brain Salad Surgery



Genesis: Selling England by the Pound



Y en Latinoamérica, un disco que nada tiene que envidiar al rock británico, sin duda alguna el mejor álbum de la historia del rock en español:

Luis Alberto Spinetta (atribuido a Pescado Rabioso): Artaud


Y si nos ponemos generosos:

- Led Zeppelin: Houses of the Holy
- Yes: Tales from Topographic Oceans
- Y hasta Sabbath Bloody Sabbath

¿Qué otro año con tremendos discazos en la historia del rock? Y después del Renacimiento de la década, el oscurantismo de los ochenta (con la excepción quizás del thrash, que dio una joyaza como ...And Justice for All), el versolibrismo musical de Cobain y el pequeño romanticismo del grunge, y luego nada, nada salvo un par de álbumes de Tool, uno de A Perfect Circle, algo de The Mars Volta.
Estoy cansado, enfermo, confuso. Me he ido despojando poco a poco de todas mis convicciones, y ahora pareciera como si estuviera desnudo. ¡El fin de los tiempos! Hay pequeños detalles que la gente cree que uno no capta; en esa convicción (en ese desinterés) radica la ignominia. En fin, uno camina, uno espera que la señorita salga de los servicios, expectante ante la escalera. En el interín hojea un libro desganadamente. Ante los personajes que desfilan día tras día ante mí, me he vuelto muy amigo de los medievales. La verdad es que la primera vez que vi Tristan und Isolde (en DVD, una muy mala versión: era también la primera vez que la escuchaba) me quedé deslumbrado por la fuerza del concepto del honor. Hoy quisiera pisarle los pies a la hermana de una amiga que no veo hace años. Sale la señorita, reanudamos los vacíos: una conversación en los extrarradios del lenguaje. Me pierdo en mi propia maraña mientras busco un cigarrillo que sé que no tengo. Le dan ganas a uno de escribir un poema, o al menos romper una copa. Todo, al final, se reduce al roce involuntario de una extraña en un micro que uno ha tomado por equivocación.
Pero carajo, ya parezco Cortázar.

sábado, 24 de abril de 2010

Les sorprendería saber cuántas mujeres de las que me he enamorado han nacido en este mes. Uno no puede evitar pensar en el primer verso de The Wasteland. El fin de abril trae el fin del verano, del excesivo calor, de la mala ropa, de la insolación y, sobre todo, de la semidesnudez de las mujeres. A veces siento como si fuera a explotar: el rimbaudiano corazón se me llena de amargura. Podría colgar el resto de mi vida de sus labios, como sombrero olvidado. El mes está lleno de frustración. Pero ya se acaba y uno puede volver a las casacas, a los ojos verdes sobre la bufanda morada, al café y a los cigarrillos.

viernes, 23 de abril de 2010

Patti Smith

Y yo que nunca me había dado cuenta que ese "go-ram-bow" que gritaba Patti Smith a mitad de "Land" significaba Go Rimbaud! No he parado de reírme. Patti Smith debe de ser una de las mujeres más chéveres que hayan existido jamás.

(Prometo subir la canción dentro de un rato, tengo que irme a la universidad).

jueves, 22 de abril de 2010

Pequeño blues

Mientras esperaba a que bajase una película peruana (a causa de mi nueva obsesión con Anahí de Cárdenas) compuse esto. En-joy.


sábado, 17 de abril de 2010

"Hamlet"

(Piano y guitarra)


(Guitarra only)



Basada en el monólogo hamlestesco del "to be or not to be". Me he encargado de no mencionarlo en ningún momento, el "ser o no ser". Rencito (Dulanto) me ha ayudado con la melodía. La letra es una paráfrasis de Shakespeare. En mi esfuerzo por multiplicarme, me he grabado sobre una grabación previa (en CD, reproduciéndose a través de los parlantes de la tele) tocando el piano, y ha salido, previsiblemente, un desastre. Igual la cuelgo, porque es más o menos el concepto completo de la canción. Pero como suena tan mal, he decidido también colgar la grabación original, en que sólo figura la base de la guitarra y mi gastada, serpentina, horrible voz. Y por cierto, he bajado la guitarra a mi bemol, tanto porque no llego en mi (cosa harto conocida, la de no llegar a mis propias canciones) como porque mi piano está desafinado. Enjoy.


"Hamlet"

Estoy parado en el umbral
entre la vida y la muerte.
Soy fierro, luz, sal.
La desgracia es mi suerte.

¿Es mejor para el alma
sufrir, arder, llorar
u oponerse contra el mar del mal?

Sueño que resuelva la herencia
de la carne, tornándola en ausencia.
¿Acaso el sueño esconde el Mal?
¿Qué hay tras el umbral?
¿Vivir o pensar?
(¿...Soñar?)

Ojos ciegos al andar:
precaución del instinto.

La duda no ve y tiembla.
La resolución cesa.
Somos cobardes
por nuestra propia conciencia.

Sueño..., etc.
(No puedo ser.
Wouwo.)

viernes, 16 de abril de 2010

viernes, 9 de abril de 2010

Serventesio en clase de Francesca (29/3)

Como la tristaniana muesca
mellando la espada irlandesa
así las clases de Francesca
me están cagando la cabeza.

jueves, 8 de abril de 2010

A propósito de Hamlet

http://www.youtube.com/watch?v=ywgfJkYmSe8
(6:56 - 7:12)

MARK: You really do need to get over this whole thing with your mum. You're not Hamlet. Stop being Hamlet.

JEZ: Well, alright, I'll stop being Hamlet when you stop being...

MARK: (He can't think of a Shakespearean character)

JEZ: ... a massive TWAT!


Peep show. Series 5, ep. 4.

miércoles, 7 de abril de 2010

La serpiente debajo de la alfombra: Hamlet y Wakefield

Como iba diciendo, Hamlet prefigura toda una conducta que florecerá con el final del romanticismo, cuando las factorías impongan un perpetuum mobile en repetición non-stop. Hamlet es el padre, el príncipe Hamlet atrapado en un tiempo escindido del devenir, inmóvil entre la vida y la muerte o, si me permiten el término spinettiano, 'rebotando' entre la vida y la muerte, entre el suicidio y la ejecución de su venganza. Es una no-conducta que en Shakespeare es plenamente humana, lo que equivale a decir que es plenamente moral: Hamlet se horroriza frente a su propia inacción, inspirando al espectador a compadecerse con él. Varios siglos después (pero ¿habrá una línea que continúe hasta Norteamérica?), Nathaniel Hawthorne reinventa a Hamlet en "Wakefield". El artificio de Wakefield consiste en desnudar al personaje de toda moral y proyectar el horror hacia el lector. Se ha producido un cambio parecido al que relataba Kundera en La inmortalidad al respecto de Beethoven y Goethe: la inacción, el perpetuum mobile que en Hamlet era aún legítimamente reconocible como humano (una no-acción susceptible de ser entendida), en Wakefield es incomprensible. Se trata un gran hito en la biografía de nuestra serpiente (de nuestro bicho alargado que se mueve debajo de la alfombra). El horror que inspira Wakefield emerge de la persistencia del personaje en la inmovilidad, y en esto Wakefield está muy cerca del príncipe danés. Pero, contrariamente a Hamlet, Wakefield no se cuestiona su propio comportamiento. Se lamenta: "Wakefield, you are mad!", pero, ¿seríamos acaso capaces de imaginarnos a Wakefield monologando sobre su condición a la manera del famósisimo "To be or not to be"? Wakefield está ciego, y en su torpor adivinamos la ausencia de toda voluntad. También: un tiempo distinto al de Hamlet: como en Rimbaud, el del príncipe es un tiempo en enfer, de conciencia terriblemente lúcida en la condensación de un tiempo que se presenta, como el de los infiernos medievales, como eterno. El tiempo de Wakefield ya es enteramente otro, el tiempo impuesto por el capitalismo en flor:

I conceive, also, that these twenty years would appear, in the retrospect, scarcely longer than the week to which Wakefield had at first limited his absence.

Uno y otro tiempo se niegan: el de Hamlet -el instante 'histórico' de sufrimiento que dura una eternidad- y el de Wakefield -la eternidad que no es más que la repetición infinita del mismo instante-.

lunes, 5 de abril de 2010

Artefacto

Tengo un amigo en Argentina que es gay y que trabaja en un bar gay, el primero, se supone, de Latinoamérica. Apenas lo descubro; luego, pienso, la amabilidad desinteresada no parece ser patrimonio de los hombres hétero. Habrá pensado que yo también lo era y que la tristeza que llevaba de equipaje (perdonen el lugar común) tenía ese origen. Me gustaría tener la oportunidad de agradecerle.

jueves, 1 de abril de 2010

"...I don't see myself having good sex ever again. Unless I'm like going on a holiday to Hawaii and the plane crashes and all my fellow survivors are women sex therapists on their way to a conference. And even then there'd probably be loads of male sex therapists there too, and they'd love that, wouldn't they? All fucking each other and giving each other tips while I sit on a rock wanking and crying."

Peep Show. Series 5, episode 5.

miércoles, 24 de marzo de 2010

¡Los Ojos! He sido expulsado del mundo. ¡He elegido la rabia, la depravación, la villanía! ¡El silencio! He dejado en una esquina mis pulmones, me he exiliado en un peñasco marino. ¡Y ahora me arden los intestinos!
El Sol cae vertical y no lame las aceras, ni los paraderos, ni siquiera los jardines cuadrados: ¡lacera los vidrios de los carros! El polvo se levanta y hay que mancharse. Existen reglas: las he roto todas. He quemado el puente con furiosas antorchas. ¡Rodear la selva! ¡Arrodillarme y suplicar la redención de mi propio cuerpo! ¡Degradación! ¡Negro, negro, negro, negro, negro! ¡Carbones, carbunclos, máquinas respiratorias! ¡Máquinas respiratorias, yo que bebo enloquecido la tinta del Pulpo y escupo carbones negros! ¡Negros, negros, negros!
¡¡Estoy enfermo!!
¿Aún podrá tocarse el acorde mágico que resuelva la intrincada armonía del polvo? ¡Dios!
Pez pequeño en un mar como un desierto, mirando el Ojo del benefactor. ¡Debería ser yo entero un Ojo, yo que ardo de deseo, yo que soy sólo testigo! ¿Debo cantar, bailar como Walt? ¡Pero derrapo resuelto a ser Ahab!
¡Walt, Walt! ¿Dónde está la llave de tus fiestas, dónde la clave de todos los poemas que me prometiste? ¡Mar e intestinos, intestinos que arden!
¿Acaso me has engañado? ¡Tiéndeme la mano, Walt, por lo que más quieras!
¡Los Ojos! ¡La ecuación terrible de los Ojos! ¡Cierra la persiana, que ya no puedo seguir atardeciendo! ¡Cierra y que la hora del deshonor se cumpla de una vez por todas!
Refugiarme en la locura, despeñarme. ¿Será posible, en esta sal?
¡Los Ojos! Los ojos.
Reconocerlos, morder el polvo, tender la mano. ¿Podrán acaso perdonarme?
Walt. Mi amado Walt. ¿Podré seguir sufriendo incólume las miradas ajenas?
Abrir los brazos al Sol y dejar de fumar. Respirar. ¿Será posible?
¿Será aún posible amanecer en Irlanda, mirarla a los ojos y proferir mi verdadero nombre? ¿Me perdonaría, nos ahorraríamos la tragedia de dos reinos?
¿Ahogar la ballena blanca? ¿Dejar de mirar?
¿Será tan simple como do-mi-sol?
Fe, fortaleza: fe en Walt. Las lágrimas sólo rescenifican la sal de lo profundo.
Hay que ser fuerte, si se quiere ser uno mismo.

martes, 23 de marzo de 2010

lunes, 22 de marzo de 2010

Nobody, not even the rain, has such small hands.
E. E. CUMMINGS.


Minas de cobre, pozos azules.
Puertas ya abiertas y desdeñadas.
Álgebra fija de las miradas.
Níveo silencio de los gandules.

Rías de acero, juncos, albahaca.
¡Anhelo de la vital moviola!
Palabras mordiéndose la cola.
Ebriedad de cuerpos y resaca.

Y aquella tibia literatura
que apenas dura.

Estiramientos. Plena la urétera.
¡Minas de cobre! ¡Pozos azules!
DESEO. Tules,
nubes, flores, cielo, mar, etcétera.

viernes, 19 de marzo de 2010

Guardaba su dirección en mi billetera: una casa que nunca llegué a conocer, cerca de un parque que parecía el límite del mundo. Escribí, hace tiempo, un poema en que un niño en bicicleta rondaba como cuervo nuestras conversaciones. Hablaba de un ramillete de multitudes, acaso del sol que abrasaba los columpios. No es más que una sombra, ahora. Una suerte de nostalgia y vértigo me invade cada vez que regreso a esas imágenes. Pánico, sobre todo. Me alojé en un hotel que estaba al lado de una fábrica, como el hogar de mi infancia. Unos meses antes de llorar en ese hotel escribí las líneas más perversas y enloquecidas que haya escrito jamás. Babeaba sobre el papel, sobre la carpeta de Biblioteca Central. Yo quería que nuestra última conversación se pareciera a una toma cinematográfica. Este deseo me espanta. No pretendo contar esta historia ni una vez más. Me pregunto si todavía pensará en mí. Yo apenas pienso en estas cosas.
Es casi la una de la mañana y estoy escuchando una banda alemana de rock progresivo que suena demasiado a Dream Theater. Si urgo entre mis enseres, descubro que sólo me apasionan mis propias pasiones. El trabajo inquisidor es a veces necesario, pero mucho más, todavía, lo es amar. Sigo siendo un sucker por los ojos azules. Me gusta reír, y me gusta la lógica de cierto tipo de comedia. La crueldad es a veces un ejercicio necesario. Fumo uno o dos cigarrillos al día. A veces sueño con la piel de mujeres prohibidas. Me gusta perderme en mis lecturas, latir al ritmo de la sintaxis de la frase. Escribir me da miedo. Adoro las fantasmagorías que son puro significante. Mi sentido del olfato está muy poco desarrollado. No sé rimar ni hacer poesía. Me siento orgulloso de haber logrado desaparecer en una pieza para piano. Supongo que la felicidad es una forma de auto-anulación. Me gustaría viajar a Estocolmo. Disfruto mucho del movimiento de mis propias fantasías.

jueves, 18 de marzo de 2010

Sentirse triste, sentirse feliz, gozar de un libro, gozar de un disco, contemplar las figuras, ser deslumbrado por algo inesperado, abrirse y cerrarse, mutar, moverse, amar, crear.

martes, 16 de marzo de 2010

'Bagatelle' o "Qué chucha vas a entender de poesía tú, huevón"

por Luis Alberto Spinetta


(Entrevista del 2007)

"A mí que me dan con un hacha por la letra --'que no sé', 'que no se entiende', 'que la poesía no la entiendo'... (Risas) ¡Vos te divertís!"

Y ahora:



(02:24-02:35)

(...) Quiero que rebotes en mí
y así formes cáscaras que ingresen
en mis cintas celestes...


Todo un banquete para los críticos, ¿verdad?

***

domingo, 14 de marzo de 2010

Pilkington y los pulpos

I'd kick it. And I'd say "you knob-head".

sábado, 13 de marzo de 2010

Introducing the awesomeness of Karl Pilkington:

martes, 9 de marzo de 2010

Más pseudopoemas

Callao y Bartolomé Mitre. Buenos Aires.

Después de una charla sobre el tema con Renzo, me dieron ganas de publicar estos sonetos que escribí hace ya casi dos años, cuando mi vida era un fragor de amores y los vinos de toda clase, como decía Rimbaud, fluían, me parecía entonces, sin cesar. Ninguno vale gran cosa, pero los escribí rodeado de buenas personas, de gente cuya estima aún conservo, en esa Buenos Aires que a veces se parece tanto a la literaria.


SONETO

A Fernanda Viveros.

...O gioia
Ch'io non connobi, essere amata amando!
LA TRAVIATA.


Rubor de labios de sombra encarnada,
azul purpúreo de ojos cenicientos,
deslumbre probable de amores cientos
--deslumbre cierto de mi alma ajada.

¡Qué goce, digo, embargado de pena,
de este fatuo amor creyéndose amado,
qué delicia este amor atormentado,
qué tristeza la mía, tan serena!

Amparada en su sombra mi alma vela.
Una sonrisa descubre universos.
Bajo la luz umbría ya la cela

esta mirada de anhelos anversos:
ya se va ella, prolongando su estela.
A mí sólo me restan estos versos.

***

SONETO EN BUENOS AIRES

A Fernanda Viveros.

Balcón de bruma, espera y cigarrillos,
en plena concupiscencia de ocasos
astrales, sin avatares sencillos,
sin piedras, sin famélicos acasos.

Balcón pleno de rosas espectrales
que ora mi pobre corazón no busca
sólo nubes en flor, prismas carnales
y una híla de sueños más bien vetusta.

Huelgan ya los púberes rosicleres;
huelgan la luna, la sala, el asfalto,
¡Cómo así no, Fernanda, los placeres

que al corazón el áureo sobresalto
ocasiona, entre enseres y deberes,
aquel amor de bonaerense encanto!

***

SONETO A LA AMERICANA

Al Dr. Francisco Acevedo.

Cruzo la calle, hacia la Americana,
donde un bigotudo panzón me espera:
por do se mire su risa engalana
la clase de empanadas que se quiera.

De carne o de posho, o una pizzita,
¡ta' bueno!, todo vale con el gordo,
aunque alguien diga, al ras de una chelita
que de tanta grasa quedarás sordo.

Me como tres, cuatro, cinco, ¡qué importa!
Y entre una y una, media muzzarella,
con dulce de leche, acaso una torta,

que a lo salado todo dulce encela,
y al corazón la tristeza recorta
una panza llena y la mente lela.

lunes, 8 de marzo de 2010

Gracioso, rimar borracho. Rimar drogado parece arrojar resultados más interesantes: véase, sino, el post de hace unos días. Pido disculpas. Ando releyendo la obra de Rimbaud.
Me resulta muy difícil decidir cuál poema detesto más. Aunque no lo voy a negar: rimar "enteroccocus" con "autofocus" y hacerlo funcionar, esto es, totalmente borracho, fue una cosa muy chévere.

sábado, 6 de marzo de 2010

Gileando a una mujer ajena

***, te escribo ebrio este soneto
sin saber cómo ni por qué ni cuándo
-solamente como quien anda andando,
como quien se escuda en un parapeto.

Una palabra y todo está resuelto.
¿Por qué en el '----' me -------
y sólo en estos días me -------
como esperando algo que no presiento?

No sé cómo actuar, puesto que tú eras
como el abejorro harto en la hojarasca
que no acepta corazones, ni tasca
excusas que le parecen austeras.

La vez que nos vimos, sonrisa puesta,
yo pensaba estar soñando en un bote
a la deriva, ¡siquiera un calote
que, satisfaciendo la aurora enhiesta,

probando tu mano sobra la mía
-¡oh soles, naufragios, enterococcus!-,
como sobre el deseo el autofocus,
posando su más íntima grafía

me señalara a mí como su amado!
Yo pensaba, iba diciendo, observarte
tímida, entera, como una obra de arte,
como la piel que observa a su costado

la luz que crece sobre los geranios,
¡Hermosa como el oro de las cuevas!,
¡más preciosa que las bíblicas Evas!,
¡más resplandeciente que los elanios!,

verme y quererme como olvidase antes;
como yo era, sin tapujos, sin nada
que obturase la más leve celada:
¡Yo, rojo, como el fragor de mil Martes!

¡Ah, ***, cómo olvidar la cita!
Pero estoy consciente, naturalmente,
que de seguro atiborré tu frente,
(más que de Melpómene, ¡de Afrodita!)

de cuestiones que no te fueron gratas.
¡Miel de gata, tus ojos de papel!:
sé que sin proponérmelo fui infiel
a tus perplejidades más innnatas,

y por eso pido perdón. Si bien,
dadas las circunstancias especiales,
te suplico, ***, que me regales
la respuesta sincera de tu sien.

¿Tengo alguna oportunidad contigo
o acaso ladrando al árbol errado
estoy? ¿Acaso al Amor anhelado
intento hurtar el bien que no consigo?

Dímelo y sin más, nada más que fe
en lo que acaso nos pueda esperar,
fragor, poesía, carreteras, mar...:
¿querrías tomar conmigo un café?

martes, 2 de marzo de 2010

Ave

A media sombra
entre tu piel y la alfombra,
el tubo en el sofá,
la jaula vínica,
y demás faralá.

Duro solo de guitarras
en la línea telefónica.
Él no conoce ni marras
ni dominante sin tónica.

¿Y la Amada?:
Noche dorada,
mirada cínica,
la falda corta,
seria y discreta,
luz violeta,
-él la vilorta
y ella coqueta.

Y cuando ambos se sacuden
sus pequeñeces
cesan los jueces
en mi ventana
y hasta mañana.

sábado, 27 de febrero de 2010

Teatro: Cocina y zona de servicio

Poster promocional

Reinaugurando nuestro espacio de pseudocrítica teatral, donde discutimos sobre uno de nuestros temas favoritos del-cual-sabemos-poco-o-nada, el teatro nacional, acabo de regresar de ver la primera obra del año de la Plaza ISIL, una comedia francesa (sigh) llamada Cocina y zona de servicio, y me apresuro (pues no tengo mucho más qué hacer) a escribir algo sobre la experiencia. Sé que este blog no tiene muchos lectores, pero aún así, por si las moscas, avisaré si lanzo algún spoiler y teñiré ese texto en particular de blanco. Y así todos contentos.

Un pequeño mapa, antes de empezar: la obra, escrita por Agnès Jaoui y Jean-Pierre Bacri, fue estrenada en 1992 y ganó el premio Molière a Mejor Dramaturgia al año siguiente. Nuestra versión está dirigida por Marisol Palacios. El reparto está formado por, como se verá, actores talentosos y bastante experimentados: Miguel Iza, Sergio Galliani, Wendy Vásquez, Montserrat Brugué y Pablo Saldarriaga.

El concepto de la obra es simple: una cena en la que todo sale mal. Fórmula sencilla y, aparentemente, infalible. Los autores, sin embargo, deciden dar una vuelta de tuerca al asunto: la acción que se muestra al público no es la que tiene lugar en la cena per se (de hecho, el invitado de honor, y otro personaje más, son invisibles durante toda la obra), sino en la cocina y el patio, como quien muestra no el proscenio sino las bambalinas. El concepto de la obra se vuelve entonces el siguiente: los comentarios -tras bambalinas- de una cena en la que todo sale mal. Los personajes que se han reunido para cenar son, al menos en parte, viejos amigos. A medida que la cena va arruinándose, los problemas personales que comparten nuestros personajes se exteriorizan progresivamente: lo intratable del comportamiento de Jorge (Iza), la sensación de unfulfillment de Martina (Brugué), el poco carácter de Javier (Galliani), la irresponsabilidad y poca vergüenza de Freddy (Saldarriaga), el matrimonio infeliz de Carla (Vásquez). Todo el mundo, como manda la comedia, al final pierde el control.

Suena bien in the paper, pero la realidad es que las cosas no funcionan, y uno tiene ganas de culpar a todo el mundo. En primer lugar, a los traductores (¿no debería ser el director el primer encargado de esta tarea, dada la añadida dificultad a la traducción cuando se trata de una pieza teatral?): la retahíla de "se diría" y otras frases obviamente mal vertidas al castellano no permiten que la obra fluya con naturalidad: se diría que esta tropieza una y otra vez. Pero en realidad, el material en bruto parece no dar demasiado campo a esta labor. Las pequeñas crisis de nuestros personajes no nos causan gracia. El bacalao quemado de Martina se queda en una anécdota insípida y aburrida, por dar un ejemplo (y este es uno de los ejes de la obra: lo que hace descubrir a su personaje que su vida carece de sentido). La relación Carla-Jorge, que se ha quedado 'inconclusa' (no pudieron estar juntos y tuvieron que dejar de verse) se roba la mayor parte del spotlight, y esto no estaría mal si no fuera por las interpretaciones que Vásquez e Iza hacen de sus personajes: Iza se toma a pecho lo intratable de su personaje y lo convierte en un ser verdaderamente odioso, y Vázquez, que muestra tanta maravilla en sus interpretaciones dramáticas, parece perdida en cuanto al ritmo de la comedia. Pero, ¿realmente tenían suficiente material como para trabajar?

Galliani, por su parte, actor harto experimentado en todo tipo de géneros, tiene que sufrir la falta de carácter su personaje, que lo retiene sin dejarle mostrar su carisma. A Brugué le afectan sobre todo los chistes mal escritos (¿o mal traducidos?). Y Saldarriaga, que muestra por ratos sus dotes físicas para la comedia, tiene que vérselas también con pobres líneas, punchlines marchitos, y, en general, con poco espacio para actuar (pues su intervención más importante en el drama, el juego de póquer con el invitado, ni siquiera es performada frente al público).

Sobre la escenografía poco hay que decir: apegada a la verosimilitud y bastante bien planeada (quizás una pequeña crítica sobre el acabado de la cocina -que era idéntico al del patio o cochera, hacia la izquierda- sea aceptable), no obstaculiza la acción en ningún momento. La música acaso sea lo único molesto de la dirección de Palacios: la directora impone segmentos de canciones entre escena y escena, dándoles la apariencia de sketches desconectados entre sí, y esto especialmente porque las canciones parecieran escogidas al azar y carecen de ninguna cohesión (salvo el detalle que todas son antiguas). Parece haber cierto grado de despreocupación en un detalle tan importante como es la música en una pieza teatral.

Hora del spoiler. ¡Atención!
[La obra termina con Carla llorando en el suelo, Freddy con un cheque por un valor mucho menor de lo que ganó en la partida de póquer, Jorge sin ser capaz de encontrar un hotel al que mudarse, y Javier y Martina devastados por el desastre que fue su cena. Se trata de un final hecho adrede irregular. Las comedias, construídas a partir de un movimiento 'antinatural' que inaugura un período de caos y desorden (en Le marriage de Figaro, por ejemplo, ese elemento caótico que hace estallar la comedia es la revalidación del llamado droit de seigneur), desarrollan el proceso de la vuelta al orden y culminan, precisamente, con su restauración (Figaro, muy paradigmáticamente, termina con un matrimonio). El reencuentro de los amigos en Cocina comienza mal y termina mal: el caos persiste y nada, finalmente, se arregla. ¿Habrá funcionado esto en la versión original, siquiera en papel?]

Resulta sorprendente el hecho de que una obra premiada que ha sido escenificada por gente nada amateur, seria y con mucho talento, haya tenido un resultado tan insatisfactorio, con algunas risas desperdigadas pero en general insípida y aburrida. He intentado mostrar aquí las razones por las que digo esto más o menos ordenadamente. Supongo que todos tuvieron su poquito de culpa. Habrá que mantener la esperanza y confiar en que el siguiente estreno de la Plaza ISIL no nos vuelva a decepcionar.

Rimes pour une chatte

Un soir tu me sacras poète,
Blond laideron:
Descends ici, que je te fouette
En mon giron...

RIMBAUD. "Mes petites amoureuses".

jueves, 25 de febrero de 2010

Rimbaud: Oraison du soir


I have found some kind of temporary sanity in this
shit, blood and cum on my hands.

TOOL



Me tomo unos minutos para hacer unas anotaciones sobre un poema de Rimbaud, "Oración del atardecer", que he leído hace un rato. No sé cuán atinada ni cuán redundante sea mi lectura, pero me interesa dejar aquí por escrito algunas ideas que quizás sean de utilidad para el futuro.

El poema es el siguiente (en traducción de J. Abeleira, Poesías y otros textos, ed. Hiperión):

ORACIÓN DEL ATARDECER
Vivo sentado, igual que un ángel en manos de un barbero,
empuñando una jarra de gruesas estrías,
el hipogastrio y el cuello arqueados, con una Gambier
entre los dientes, bajo el aire henchido de impalpables velámenes.

Semejantes a los cálidos excrementos de un viejo palomar,
mil Sueños dejan en mí suaves quemaduras:
luego, por momentos, mi triste corazón es como una albura
que ensangrienta el oro joven y sombrío de los corrimientos.

Después, habiendo desmochado cuidadosamente mis sueños,
me vuelvo, bebidas ya treinta o cuarenta cervezas,
y me recojo para soltar la acre necesidad:

afable como el Señor del cedro y de los hisopos,
meo, alto y lejos, hacia los cielos muscos
con el consentimiento de los grandes heliotropos.

La redacción del poema es cercana a la de "Le coeur volé", es decir, después de la horrorosa experiencia que atravesó Rimbaud en París y que está bien documentada en este último poema. De hecho, la imaginería utilizada en ambos poemas es parecida. Voy al punto rápidamente, esperando que se aclare todo con la interpretación de la médula del poema. Segunda estrofa: "albura" y "corrimientos". Abeleira anota: "Albura: es la capa blanda y blanquecina que hay entre la corteza y la madera de los árboles", y sobre 'corrimientos': "es la traducción exacta de colures: alteración del ciclo de la flor, con la consiguiente caída del polen (el oro joven) debida a las excesivas lluvias; goteo de las plantas enfermas. Si a esto le unimos la referencia a las "suaves quemaduras" (fantasías eróticas) y el doble sentido de la palabra corazón que ya conocemos [se refiere al corazón como eufemismo para 'pene'], tendremos una velada alusión al "hábito" onanista" (Notas, pág. 477).

Con esto en mente, releamos:

Semejantes a los cálidos excrementos de un viejo palomar,
mil Sueños dejan en mí suaves quemaduras:
luego, por momentos, mi triste corazón es como una albura
que ensangrienta el oro joven y sombrío de los corrimientos.

Completaremos el lúcido comentario de Abeleira con la famosa anécdota del baño como escape del acoso de Vitalie, citada en varias biografías y apuntada por el mismo poeta en los versos de "Les poètes de sept ans":

Sobre todo en verano, vencido, atontado, se empeñaba
en encerrarse al frescor de las letrinas,
y allí pensaba, tranquilo, entregando su olfato.

En Rimbaud, la asociación excremento-meditación es bastante cercana, dada la condición de las letrinas como refugio de la disciplina excesiva de la madre: se trata de un pequeño habitáculo de libertad. No es este el único poema en que la asociación subyace a la imagen del excremento, dándole a éste un matiz positivo; la imagen, luego, bajo el rigor de la ascésis poética de la teoría de la videncia, cobrará cierta connotación moral (el famoso "revolcarse en el fango"). Sea como fuere, el siguiente verso corrobora lo dicho: el poeta ahora sueña (excremento-meditación), y sus sueños, si seguimos a Abeleira, son de orden sexual. Lo siguiente es un refinamiento que enmudece. La flor enferma, cargando un don desdeñado, deja caer el polen marchito, "oro joven" pero, a fin de cuentas, "sombrío", echado a perder. En otro poema, Rimbaud ya había usado la imagen del polen y la flor

Flores de tinta que escupen pólenes en forma de coma
("Les Assis")

donde ambos elementos poseen un claro subtexto sexual: la flor (el pene) escupe (eyacula) polen (semen). El detalle de "flores de tinta" y la presencia insólita de la "coma", forma que se superpone a los pólenes, nos tienta a pensar en una poética, pero el contexto en que el verso aparece (en donde el detalle ya explicado aparece como un elemento más del onanismo de los "asentados") no parece permitírnoslo sin forzar nuestra lectura. Aquí, Rimbaud regresa a las imágenes de la flor y el polen y nos da un contexto en donde parece lícito desarrollar lo que en el poema anterior no pudimos. Volviendo a "Oración", hay una flor de la que se desprende un polen marchito que "ensangrienta" el "triste corazón" del poeta:

luego, por momentos, mi triste corazón es como una albura
que ensangrienta el oro joven y sombrío de los corrimientos.

La descripción que hace Abeleira de la 'albura' ("capa blanda y blanquecina...") nos remite nuevamente al semen (curiosamente, el traductor y editor se pregunta, un poco sorprendentemente a mi juicio, si no se tratará de una imagen del prepucio). A nuestro parecer, el "triste corazón", eufemismo de 'pene', se convierte, por metonimia, en su producto: "mi triste corazón es como una albura". Y aquí viene lo conmovedor del asunto: el verbo de "Les Assis" aplicado a las mismas imágenes, 'escupir' ("Flores de tinta que escupen pólenes..."), se transforma aquí, con el mismo uso, en "ensangrentar": este reemplazo, mucho menos procaz que su predecesor, duplica la violencia de la metáfora. Pero también la complica mucho más y la hace bastante más triste: la "albura" mancha ese "oro joven", originalmente libre de malas intenciones, de una sexualidad que da color a aquello que antes carecía de brillo (oro... sombrío): es decir, la libido, que ennegrece la inocencia del buen pensamiento, la da, sin embargo, movimiento, le insufla vida. Si nos percatamos que el "triste corazón" es un elemento que se repite en "Le coeur volé", poema producido directamente de la experiencia de violación que le tocó vivir a Rimbaud en París, la metáfora se vuelve verdaderamente conmovedora:

...mi triste corazón es como una albura
que ensangrienta el oro joven y sombrío de los corrimientos.

Como si Rimbaud nos estuviera confesando las contradicciones de sus propios sentimientos, que sufre por la violencia con que le arrebataron la inocencia, pero que, a la vez, está convencido de que esa violencia está justificada: la albura que ensangrienta el oro joven también le da un brillo que éste antes no poseía, lo llena de una vida nueva y fulgurante. Se trata, ya se sospechará, de la ascésis del vidente:

Quiero ser poeta, y me esfuerzo en volverme Vidente... Se trata de alcanzar lo desconocido por medio del desarreglo de todos los sentidos. Los sufrimientos que eso conlleva son enormes, pero hay que ser fuerte, haber nacido poeta, y yo me he reconocido poeta. (Carta a Izambard, mayo de 1871)

El Poeta se hace vidente por medio de un largo, inmenso y razonado desarreglo de todos los sentidos. Él busca por sí mismo y agota en sí mismo todas las formas de amor, de sufrimiento, de locura, todos los venenos, para no quedarse sino con sus quintaesencias. Inefable tortura en la que necesita de toda la fe, de toda la fuerza sobrehumana, en la que se convierte, entre todos, en el gran enfermo, el gran criminal, el gran maldito, ¡y en el supremo Sabio! (Carta a Demeny, mayo de 1871) [ambas traducciones son del mismo Abeleira, Iluminaciones (Illuminations) seguidas de las Cartas del vidente. Ed. Hiperión]

De modo que los versos que acabamos de analizar encubren, si se acepta nuestra lectura, una poética. Ofrecida una salida para los versos más difíciles, revisemos el resto y finalicemos nuestras observaciones.

ORACIÓN DEL ATARDECER

Vivo sentado, igual que un ángel en manos de un barbero,
empuñando una jarra de gruesas estrías,
el hipogastrio y el cuello arqueados, con una Gambier
entre los dientes, bajo el aire henchido de impalpables velámenes.

Semejantes a los cálidos excrementos de un viejo palomar,
mil Sueños dejan en mí suaves quemaduras:
luego, por momentos, mi triste corazón es como una albura
que ensangrienta el oro joven y sombrío de los corrimientos.

Después, habiendo desmochado cuidadosamente mis sueños,
me vuelvo, bebidas ya treinta o cuarenta cervezas,
y me recojo para soltar la acre necesidad:

afable como el Señor del cedro y de los hisopos,
meo, alto y lejos, hacia los cielos muscos
con el consentimiento de los grandes heliotropos.


Sobre 'desmochado', anota Abeleira: "...recojo uno de los significados de ravaler: desmochar un árbol", acepción que él vincula con su lectura 'onanista' del poema. En esta misma línea nos es dado ofrecer una interpretación del primer verso: así como el poeta 'desmocha' sus sueños (v. 9), el barbero 'desmocha' su cabeza (con todas las consecuencias de la imagen). La siguiente estrofa está plagada de imágenes fálicas: la jarra "de gruesas estrías", el "cuello arqueado" (el hipogastrio, por la evocación que ofrece su forma [la redondez del estómago] acaso podría leerse como 'testículos'), la pipa Gambier; el "aire henchido..." pareciera prefigurar el momento de inspiración y meditación que tienen lugar en la segunda estrofa. La transformación del material artístico se da como una eyaculación (acaso sería mejor decir: como una "fecundación"; el polen representaría, así, los óvulos femeninos, frente a la esperma masculina subyacente al "triste corazón") pero también como una contaminación; el poeta trabaja sobre el material transfigurado, le da, como quien dice, 'los últimos toques' ("habiendo desmochado cuidadosamente mis sueños"), bajo una imagen que remite, nuevamente, a la masturbación (en la metáfora, trabajar el material poético es como resolver la excitación producida por sueños obscenos en una sesión masturbatoria). Finalmente, el producto es liberado de la custodia del poeta:

meo, alto y lejos, hacia los cielos muscos
con el consentimiento de los grandes heliotropos.

Una imagen en que el poeta parece, literalmente, mearse sobre uno de los tantos símbolos de la poesía paranasiana. La poética de Rimbaud ha tomado tres representaciones distintas: la del excremento (v. 5), la del semen y la de la orina. Y una cuarta si, a riesgo de sobresaturar la lectura, decidimos leer el octavo verso como la escenificación de lo que la poesía de Rimbaud representaba para el parnasianismo: nuestro cuarto símbolo sería, entonces, la sangre.

martes, 23 de febrero de 2010

Barrett

Anegándome de placer entre mis amadísimos vinilos (por fin he accedido a esa experiencia de la que tanta gente habla con entusiasmo contagioso), y tras escuchar, después de bastantes meses, el Dark side of the moon de corrido con las luces apagadas y a todo volumen (¡éxtasis!), he regresado a los primeros discos de Pink Floyd, y con especial interés, a las canciones compuestas por Syd Barrett.

Y me dado de cabeza con la belleza de unos versos que no sé cómo he sido tan bruto de dejar pasar. El ritmo ágil y la corriente de aliteraciones regocijándose en su brillante juego, además de esa nota entrañable que le añade ese espíritu infantil e ingenuo ("¡Las estrellas sí que asustan!", sería mi traducción tentativa para ese último verso de la primera estrofa) del querido Syd, hacen de estos versos algo verdaderamente maravilloso. Dejo colgado un video de esta canción, la primera del Piper, "Astronomy domine", además de la letra.




Lime and limpid green, a second scene
A fight between the blue you once knew.
Floating down, the sound resounds
Around the icy waters underground.
Jupiter and Saturn, Oberon, Miranda
And Titania, Neptune, Titan,
Stars can frighten.

Blinding signs flap,
Flicker, flicker, flicker blam. Pow, pow.
Stairway scare Dan Dare who's there?
Lime and limpid green
the sound surrounds the icy waters undeground.

I'll do my loving in the winter

soneto

A Diego

Broder: ¿cuánto más has de demorarte
en regresar a esta puta ciudad
-si es que fuese aunque por pura lealtad-
cuando ya no hay más ganas de esperarte?

Nos esperan el sol, la playa, el sueño
de mil “acaso si” nunca resueltos
roleados, sazonados, ¡mierda!, envueltos
en la hierba libre, ociosa y sin dueño

que con placer compartiremos juntos
al alba, sin testigos, sin barruntos:
sólo música que enmudece el alma,

tristeza majestuosamente absuelta,
truenos, soles negros, ¡al fin devuelta
del ardiente fragor la nívea calma!

domingo, 21 de febrero de 2010

Lolita anacrónicamente reloaded

Dix-sept ans! Tu seras heureuse!
Oh! les grands prês!
La grande campagne amoureuse!

-Dis, viens plus près!
...

RIMBAUD. "Les reparties de Nina"

viernes, 19 de febrero de 2010

Poética ebria

El arte, digámoslo ya sin tapujos, es la Suprarrealidad. Lo digo a peligro de parecer surrealista. El arte ordena; el arte brinda teleología; el arte regala sentido. El mundo, lo digo mucho después de haber estudiado a Mallarmé, es, para el artista, material crudo a ser transformado, ordenado y beautifulizado. La belleza está en el eye of the beholder, y éste es patrimonio de la historia social. No se puede salir de las contriciones del lenguaje; menos aún, del ciño de la historia. El arte es presente indómito, insubordinable. El arte es presente más allá de la historia. La literatura imita en pos de una revitalización. La literatura unifica; es el material nucleico de las religiones. La música es el significante liberado de toda significación. Las artes plásticas son tan reordenamiento como la literatura. Una novela no es, como dijo Stendhal, un espejo que se blande a través del camino: es el camino que se construye sobre una trocha inmunda. La belleza es sólo un medio de significación. Los sentidos son la plantilla que sobrepone la conciencia sobre la naturaleza. La distorsión sensorial es una manera no de aprehender otra realidad, sino de ser otro, ser otros múltiples en la inmensidad del aprehender el mundo. El artista debe purgarse solamente de todo aquello que obstaculiza su reposado rumiar del material crudo. El arte es un castillo aéreo que se construye sobre los cimientos de lo ya escrito, ya pensado, ya vivido. Un artista no puede ser sin otros artistas; el arte se construye no sobre el mundo, sino sobre lo que otros han artificado del mundo. El significado es inexistente; o, mejor dicho, es la liebre que huye del presente: como dijo Carroll, hay que perseguir su punto fijo a zancadas. El peor pecado para un artista es la pereza. La ascesis del artista es tan fugaz como el presente. El arte carece de límites: lo dicho no ha de ser dicho de otra manera, sino sobre otra cosmovisión: el artista es un trotamundos cuyo universo es mayormente imaginario. El arte está hecho de símbolos sobre símbolos sobre símbolos. La belleza del arte es inseparable del desdén del mundo en que uno habita. El artista es un ser insatisfecho: el arte sólo puede brotar de la náusea. El arte es sólo un juego divertido, una partida de ajedrez en una tarde de otoño. El arte no puede ser vivido a tiempo completo: es una experiencia que brota de la experiencia de la insatisfacción. El mundo no puede ser separado del arte principalmente porque el arte es la negación del mundo. La música, que celebra el mundo, no es más que una irrupción de baile en medio de una plaza desértica. El drama cantado es quizás el punto más alto de toda experiencia artística, pero su perfección sólo puede ser imaginada. El arte es autodestrucción; el artista es un kamikaze. Todo arte es dispensable. Todo arte es un suspiro metido en una bolsa de plástico en un día de calor insoportable.
El arte es amor no correspondido.

martes, 16 de febrero de 2010

¿De qué sirve todo esto si el pecho se siente como un puño cerrándose sobre una flor marchita?

lunes, 15 de febrero de 2010

Leyendo una entrada antigua de uno de mis múltiples intentos de llevar un diario, descubro que, carajo, ¡sí que estaba deprimido hace un tiempo! Quería divorciarme del mundo sin desprenderme del todo de él. El arte me parecía el único refugio que valía la pena habitar, y mi mayor deseo era tener la conciencia lo suficientemente fuerte como para lograrlo. Eso, claro, es imposible. Por ejemplo, a veces a uno le entran ganas de ver comedias gringas, y si se es tan obsesivo como yo, termina viendo muchas. En las últimas dos semanas he visto:

The 40-year-old virgin ("Virgen a los 40")

Talladega nights: The ballad of Ricky Bobby ("Pasado de vueltas")

Jay and Silent Bob strike back! ("Jay y el Silencioso Bob contraatacan")

Knocked up ("Lío embarazoso" o "Ligeramente embarazada")

Pinapple Express ("Superfumados" o "Piña Express")

Zack and Miri make a porno ("¿Hacemos una porno?")

Superbad ("Supercool")

Fanboys (sólo por los cameos; por cierto, that movie sucked balls)

I love you, man (sólo por Rashida Jones, esa mujer es fucking gorgeous)

Step brothers ("Hermanos por pelotas" [de lejos mi traducción favorita])

Funny people ("Hazme reír")

Walk Hard: The Dewey Cox Story ("Dewey Cox: una vida larga y dura" [nótese el innuendo en el título])

Blades of glory ("Patinazo a la gloria")


Y como cuarenta minutos de Anchorman, que debe ser la película más mala que haya visto en mi vida. ¡Más de diez películas del género, por Dios! Acaso siga aún deprimido. Pero uno no puede vivir en el arte todo el tiempo, ¿verdad?

domingo, 14 de febrero de 2010

martes, 9 de febrero de 2010

Quiero tomarme un momento de esta noche insomne que hoy me ha tocado sufrir para decir que odio (lo escribiría con CAPS pero este no es, digo, al menos no totalmente [¿no te diste cuenta de que no hay faltas ortográficas?], un blog de colegiala histérica), decía, ODIO (al carajo) a la gente de mi facultad, la odio democráticamente y a priori, sin distinciones de raza o género, sexo o edad, sin siquiera distinguir entre personas que conozco y que no: les arrojo mi odio, ¡oh condiscípulos!, como un huayco de nieve postergada que llega a cobrarse su merecida venganza. Los odio porque se creen inteligentes, porque son inteligentes, porque son bestias, porque escriben huevadas, porque tienen conversaciones literarias, porque tienen buenas ideas, porque tienen ideas de mierda, porque se ríen, porque son demasiado tímidos, porque le besan el culo a la pelirroja profesora, porque el profesor los bota de su clase por mala conducta, porque hacen ruido, porque son excesivamente silenciosos, porque son freaks, porque son gente normal, porque son buena gente, porque entre sus libros favoritos figura Rayuela, porque son fanáticos de Federico Andahazi, porque ven cine francés, porque les gusta Amélie, porque escuchan Mozart, porque bailan salsa, porque fuman Marlboro rojo, porque sueñan, porque tocan en bandas con nombres obvios, porque saben cuántos bemoles tiene la escala de Fa mayor, porque han visto El Séptimo Sello, porque leyeron alguna vez Mafalda, porque se tomaron una foto junto al Obelisco en Baires, porque leyeron o no la biografía de Rimbaud escrita por Starkie, porque están escribiendo su tesis, porque sacan mejores notas que yo, porque jalaron Latín 1, porque no tienen ganas de invadir Polonia cuando escuchan el Vuelo de las Valkyrias, porque escriben en las máquinas de escribir de sus antepasados, porque les gusta Glee, porque se enamoraron de un europeo, porque no se enamoraron de un europeo, por no entiendieron alguna frase de alguna novela de Milán Kundera, porque se durmieron en un concierto de la Sinfónica Nacional, porque tuvieron sexo sin condón, porque han visto todas las películas en las que actúa Seth Rogen, porque leyeron a los catorce los Cantos de Maldoror, porque han fundado una editorial, porque alguna vez sus senos me han hechizado en medio de un examen de Teoría, porque tienen los dientes torcidos, porque usan cepillos Oral-B, porque nunca han salido de Lima, porque se comen las uñas de los dedos, porque leyeron con regocijo algún artículo de González Vigil, porque saben tocar guitarra, porque perdieron el bloqueador en Máncora, porque conocieron a Gisella Ponce de León, porque aspiraron una línea de coca en Barranco, porque usaron calzoncillos amarillos para año nuevo, porque tienen un pajarraco y nunca leyeron Un corazón sencillo de Flaubert, porque llevaron algún seminario con Mario Montalbetti, porque me conocen, porque me entregaron copias mal redactadas, porque sus poemas son cagones, porque gritaron en un partido de Sport Boys, porque en secundaria algún profesor los señaló y les dijo "Fulano será poeta" mientras la clase volteaba a mirarlos, porque se tiraron un pedo en clase de educación física en el colegio, porque besaron a sus novias en la nariz, porque usan piercings, porque saben el significado de la palabra 'elated', porque tienen una botella de vino Trapiche en su sala, porque ahora mismo hacen el amor con alguien, porque son vírgenes, porque tienen blogs, porque leen la columna de Giacosa en Perú21, porque masticaron grama de puro aburrimiento, porque alguna vez alcanzaron el menú económico en cafetería central, porque les gusta el blog de Iván Thays, porque no se aburrieron viendo alguna película de Antonioni, porque no fugaron con el rabo entre las piernas cuando un grupo de argentinas discutía en una librería las aliteraciones de los títulos de los libros de Jane Austen, porque no se acostaron con una neozelandesa, porque usan Old Spice, porque vieron más de veinte minutos seguidos de El especial del humor, porque usan sport-jackets, porque el usan el reloj en la muñeca derecha, porque Víctor Vich les cae bien, porque se sobrecogieron escuchando la Novena, porque orinaron en algún parque, porque usan resaltadores de más de tres colores en un mismo texto, porque conocen la filosofía de Thomas Kuhn, porque alguna vez escucharon el programa de Dolina, porque visitaron Londres, porque saben al menos un verso de memoria del libreto de Las bodas de Fígaro, porque le gritaron a alguien y luego rompieron en lágrimas, porque se miran al espejo todos los días, porque escribieron algún poema maravilloso, porque escriben poemas, porque no estudian algo más productivo, porque alguna vez vieron camino a Cieneguilla una placa con tres números ocho en ella y no se preguntaron si el destino les señalaba aquel día como el de su muerte, porque escucharon algún disco de Slayer, porque se enamoraron de una mujer con un nombre inventado, porque tienen más de diez soles en la cartera, porque hablan fluídamente el alemán, porque les gusta Neruda, porque tiene elepés, porque alguna vez les picó un zancudo en el meñique del pie derecho, porque se mordieron la lengua comiendo ravioles, porque vieron la misma primera edición de Portnoy's Complaint en Corrientes y tampoco la compraron, porque lloraron en alguna plaza, porque comen arroz integral, porque atraviesan Canadá cuando regresan a sus casas de la universidad, porque si les recito "Groucho with his movies trailing stands alone with his punch line failing" saben de dónde proviene la cita, porque leyeron con fervor Adán Buenosayres y se les ocurrió que la 'y' del apellido era por "ay", porque han leído algún libro de José María Arguedas, porque alguna vez se corrieron dentro de alguna chica que no amaban, porque conocen la película Jay and Silent Bob strike back, porque alguna vez tocaron en un piano Steinway and Sons, porque tienen un perrito ladrador, porque les gusta Mallarmé, porque colecciones chapitas o boletos de micro, porque alguna vez se quebraron algún hueso, porque le echan mayonesa al hot-dog, porque vieron completito el documental de Woodstock, porque anotaron al márgen de un libro de Deleuze, porque lloraron al escuchar la Traviata, porque nunca tuvieron un orgasmo, porque alguna vez quemaron un muñeco en fin de año, porque usan sostenes negros, porque les rechazaron una flor, porque los hicieron callar en una conferencia, porque escribieron un cuento con un protagonista llamado Aníbal u Orlando, porque les gusta Serú Girán, porque tienen el disco Montand chante Prévert, porque tienen una biografía del Che en sus bibliotecas, porque les gusta el caramelo de limón, porque usan zapatos de charol, porque quieren que la Teta gane el Oscar, porque usan aerosol en sus casas, porque tienen laptops, porque dijeron alguna vez la expresión "me cagué en la loma del orto", porque no saben cuándo decir basta, porque usaron en primaria borradores de papa, porque tomaron sopa en verano, porque en el baño tienen papel higiénico con dibujos de perritos, porque vieron caer una gota de rocío y pensaron carajo, cómo me gusta Chopin.

Y ya. Pero a mí me caen mal muchas otras personas, también...

domingo, 7 de febrero de 2010

¿Dónde están esos santos de retrovisor, dónde ese Infierno maravilloso? ¡Unírmeles, desbarrancarnos en fila india! Los caminos vedados resplandecen con los visajes de la carroña; primavera nocturna, las transacciones del aire soportan más peso que los botines que nos desplazan. ¡Ea! Que ya nos esperan los simulacros de muerte. ¡Ea, hermandad de la Noche, vinos empapados de crepúsculo, bacanales infinitas! ¡Sea la perdición en los extrarradios de la conciencia!
Instante de angustia, suspensión de violines, babeo del corazón; instante en que las hojas del sabio libro de transfiguradas imágenes -¿observas cómo el arcoiris acaba en el borde de sus páginas?-, embarrado de dulzura, voz de mujer, explota en silencio en un aliento que da muerte instantánea al mundo -¿ves cómo se desploman sus columnas de pájaros, sus vigas de nube, sus techos de grama?- en este Domingo Santo, en la oquedad colmada de belleza de la noche del domingo, dormidas todas las naturalezas, ¡resaca de pavor!, ¡éxtasis de locura!, ¡plenitud de flores!

viernes, 5 de febrero de 2010

Poética

Miedo, huevón. Me meo en los pantalones ante la "cámara de torturas". Schopenhauer señalaba que el coraje con que el filósofo debía enfrentar el arduo combate contra la materialización de sus propias ideas (tras su bienaventurado alumbramiento en la imaginación) formaba parte de su ética: prenderse a trompadas con el lenguaje es también una de las caras de la sinceridad brutal. Pero, ¿qué pasa con los que no vuelan tan alto, los pobres diablos que manosean noche tras noche un ramillete de ideas cuyas aristas, gozosamente palpadas en la ceguera de la penumbra, desaparecen con el primer golpe del alba, dejando en su lugar una cadencia amorfa, un verbo tímidamente conjugado, una frase decididamente inacabada? Las poéticas clásicas distinguen, en la creación artística, dos movimientos básicos: en el primero, interior y ascendente, el artista recibe la idea desde las regiones de lo innombrable; en el segundo, exterior y descendente, el artista se ve obligado a mutilar la realidad aprehendida con un lenguaje necio e infinitamente inferior ("Yo quisiera escribirle, del hombre / domando el rebelde, mezquino idïoma") a lo contemplado. ¿Sucede, sin embargo, que dicha contemplación, sea cual sea su naturaleza, trasciende los dominios del lenguaje? ¿Se trata de balbucear en la lengua humana un lenguaje total y apenas entrevisto, o, acaso, más bien, de re-crear girones raídos, trozos de servilletas usadas, pedazos de cuero polvoriento como en los que escribía Ercilla, papeles sucios de ceniza, todos ellos desperdigados a lo largo de la mente, balbuceo que pugna por hacerse habla? Hay una anécdota de Bob Dylan que me convendría recordar en su integridad en este punto, y de la que sólo alcanzo a recuperar el punch-line: alguien le había preguntado por la versión oficial (studio) de uno de sus discos, seguramente por el posible cambio de alguna de las canciones, y Bob había respondido que la grabación supuestamente oficial de sus canciones era tan sólo la versión en que, en determinado momento y determinado lugar, aquella canción se había manifestado. Un poco así debe suceder con la creación literaria, y el orden, en su cristalización más acabada, sería ya el producto de la armonía fugaz de unos cuantos fragmentos inestables.

martes, 2 de febrero de 2010

Accésit

¿Qué podíamos hacer, sino? Les hemos ofrecido cerveza (nadie puede rehúsarse a ello), si bien nos han pedido papel para fumar. La de la derecha -Camila, Mariela, Lucero-lleva un top melón; causa algo de sobrecogimiento la timidez con que sus senos se dibujan y desdibujan entre farol y farol. La de la izquierda abre una lata y se queda mirando a mi amigo. Enciendo el décimo cigarrillo y espero. Mi vida, me parece, se asemeja a una suerte de corto mal hecho: apenas algunas sensaciones -el crepitar de las hojas otoñales bajo las zapatillas, la lumbre escondida de un pucho que lucha entre la vida y la muerte, el olor de los libros pasados de mano en mano- cobran forma entre las palabras que describen mis días, mis pequeñas obsesiones. Los senos frecuentan, me dice una voz superior, algunos bares que mi amigo afirma conocer. Y después son las calles, las latas en la basura, los timbres, un huachimán dormido en su silla de plástico. Cuesta creer que el escaso trabajo que ha costado besarla, contemplar sus senos libres del rigor de la ropa. El mundo entonces se reduce a unas cuantas máximas, apenas a un calor indeterminado, a la mano que rodea mis muslos. Hay un cenicero con la forma de un gliptodonte: me causan vértigo los hexágonos de su caparazón. Me inunda una profunda sensación de melancolía. Poco después, la ventana, un cigarrillo en la mano. Una mirada basta para apremiarme a irme. Cierro la puerta con cuidado, y ya son los árboles enormes otra vez, el recuerdo del detallado Flaubert, la ignorancia y un especie de vacío ante las cosas ya conocidas. Cierro el pestillo de la puerta con cuidado. Siento que no hay mucho que escribir. Sin embargo, lo escribo.

domingo, 31 de enero de 2010

"Hum", me grita mi cerebro: siento una leve picazón que se resuelve en una suerte de desvanecimiento, como un grito atrapado en una bolsa de plástico. Silla de auditorio, que pierdo la paciencia; máquinas de buscar al acecho del espanto. Espaldas y paisaje con montaña. Anhelo y piedra ceniza. Cáliz y código civil.

Que te alcanzo, sino.

viernes, 29 de enero de 2010