domingo, 7 de febrero de 2010

Instante de angustia, suspensión de violines, babeo del corazón; instante en que las hojas del sabio libro de transfiguradas imágenes -¿observas cómo el arcoiris acaba en el borde de sus páginas?-, embarrado de dulzura, voz de mujer, explota en silencio en un aliento que da muerte instantánea al mundo -¿ves cómo se desploman sus columnas de pájaros, sus vigas de nube, sus techos de grama?- en este Domingo Santo, en la oquedad colmada de belleza de la noche del domingo, dormidas todas las naturalezas, ¡resaca de pavor!, ¡éxtasis de locura!, ¡plenitud de flores!

No hay comentarios: