jueves, 29 de abril de 2010

1973

Si para la literatura del XX 1922 es el año, para el rock lo es 1973. ¿Qué álbumes se publicaron en 1973?

Pink Floyd: The Dark Side of the Moon


King Crimson: Larks' Tongues in Aspic


Emerson, Lake & Palmer: Brain Salad Surgery



Genesis: Selling England by the Pound



Y en Latinoamérica, un disco que nada tiene que envidiar al rock británico, sin duda alguna el mejor álbum de la historia del rock en español:

Luis Alberto Spinetta (atribuido a Pescado Rabioso): Artaud


Y si nos ponemos generosos:

- Led Zeppelin: Houses of the Holy
- Yes: Tales from Topographic Oceans
- Y hasta Sabbath Bloody Sabbath

¿Qué otro año con tremendos discazos en la historia del rock? Y después del Renacimiento de la década, el oscurantismo de los ochenta (con la excepción quizás del thrash, que dio una joyaza como ...And Justice for All), el versolibrismo musical de Cobain y el pequeño romanticismo del grunge, y luego nada, nada salvo un par de álbumes de Tool, uno de A Perfect Circle, algo de The Mars Volta.
Estoy cansado, enfermo, confuso. Me he ido despojando poco a poco de todas mis convicciones, y ahora pareciera como si estuviera desnudo. ¡El fin de los tiempos! Hay pequeños detalles que la gente cree que uno no capta; en esa convicción (en ese desinterés) radica la ignominia. En fin, uno camina, uno espera que la señorita salga de los servicios, expectante ante la escalera. En el interín hojea un libro desganadamente. Ante los personajes que desfilan día tras día ante mí, me he vuelto muy amigo de los medievales. La verdad es que la primera vez que vi Tristan und Isolde (en DVD, una muy mala versión: era también la primera vez que la escuchaba) me quedé deslumbrado por la fuerza del concepto del honor. Hoy quisiera pisarle los pies a la hermana de una amiga que no veo hace años. Sale la señorita, reanudamos los vacíos: una conversación en los extrarradios del lenguaje. Me pierdo en mi propia maraña mientras busco un cigarrillo que sé que no tengo. Le dan ganas a uno de escribir un poema, o al menos romper una copa. Todo, al final, se reduce al roce involuntario de una extraña en un micro que uno ha tomado por equivocación.
Pero carajo, ya parezco Cortázar.

sábado, 24 de abril de 2010

Les sorprendería saber cuántas mujeres de las que me he enamorado han nacido en este mes. Uno no puede evitar pensar en el primer verso de The Wasteland. El fin de abril trae el fin del verano, del excesivo calor, de la mala ropa, de la insolación y, sobre todo, de la semidesnudez de las mujeres. A veces siento como si fuera a explotar: el rimbaudiano corazón se me llena de amargura. Podría colgar el resto de mi vida de sus labios, como sombrero olvidado. El mes está lleno de frustración. Pero ya se acaba y uno puede volver a las casacas, a los ojos verdes sobre la bufanda morada, al café y a los cigarrillos.

viernes, 23 de abril de 2010

Patti Smith

Y yo que nunca me había dado cuenta que ese "go-ram-bow" que gritaba Patti Smith a mitad de "Land" significaba Go Rimbaud! No he parado de reírme. Patti Smith debe de ser una de las mujeres más chéveres que hayan existido jamás.

(Prometo subir la canción dentro de un rato, tengo que irme a la universidad).

jueves, 22 de abril de 2010

Pequeño blues

Mientras esperaba a que bajase una película peruana (a causa de mi nueva obsesión con Anahí de Cárdenas) compuse esto. En-joy.


sábado, 17 de abril de 2010

"Hamlet"

(Piano y guitarra)


(Guitarra only)



Basada en el monólogo hamlestesco del "to be or not to be". Me he encargado de no mencionarlo en ningún momento, el "ser o no ser". Rencito (Dulanto) me ha ayudado con la melodía. La letra es una paráfrasis de Shakespeare. En mi esfuerzo por multiplicarme, me he grabado sobre una grabación previa (en CD, reproduciéndose a través de los parlantes de la tele) tocando el piano, y ha salido, previsiblemente, un desastre. Igual la cuelgo, porque es más o menos el concepto completo de la canción. Pero como suena tan mal, he decidido también colgar la grabación original, en que sólo figura la base de la guitarra y mi gastada, serpentina, horrible voz. Y por cierto, he bajado la guitarra a mi bemol, tanto porque no llego en mi (cosa harto conocida, la de no llegar a mis propias canciones) como porque mi piano está desafinado. Enjoy.


"Hamlet"

Estoy parado en el umbral
entre la vida y la muerte.
Soy fierro, luz, sal.
La desgracia es mi suerte.

¿Es mejor para el alma
sufrir, arder, llorar
u oponerse contra el mar del mal?

Sueño que resuelva la herencia
de la carne, tornándola en ausencia.
¿Acaso el sueño esconde el Mal?
¿Qué hay tras el umbral?
¿Vivir o pensar?
(¿...Soñar?)

Ojos ciegos al andar:
precaución del instinto.

La duda no ve y tiembla.
La resolución cesa.
Somos cobardes
por nuestra propia conciencia.

Sueño..., etc.
(No puedo ser.
Wouwo.)

viernes, 16 de abril de 2010

viernes, 9 de abril de 2010

Serventesio en clase de Francesca (29/3)

Como la tristaniana muesca
mellando la espada irlandesa
así las clases de Francesca
me están cagando la cabeza.

jueves, 8 de abril de 2010

A propósito de Hamlet

http://www.youtube.com/watch?v=ywgfJkYmSe8
(6:56 - 7:12)

MARK: You really do need to get over this whole thing with your mum. You're not Hamlet. Stop being Hamlet.

JEZ: Well, alright, I'll stop being Hamlet when you stop being...

MARK: (He can't think of a Shakespearean character)

JEZ: ... a massive TWAT!


Peep show. Series 5, ep. 4.

miércoles, 7 de abril de 2010

La serpiente debajo de la alfombra: Hamlet y Wakefield

Como iba diciendo, Hamlet prefigura toda una conducta que florecerá con el final del romanticismo, cuando las factorías impongan un perpetuum mobile en repetición non-stop. Hamlet es el padre, el príncipe Hamlet atrapado en un tiempo escindido del devenir, inmóvil entre la vida y la muerte o, si me permiten el término spinettiano, 'rebotando' entre la vida y la muerte, entre el suicidio y la ejecución de su venganza. Es una no-conducta que en Shakespeare es plenamente humana, lo que equivale a decir que es plenamente moral: Hamlet se horroriza frente a su propia inacción, inspirando al espectador a compadecerse con él. Varios siglos después (pero ¿habrá una línea que continúe hasta Norteamérica?), Nathaniel Hawthorne reinventa a Hamlet en "Wakefield". El artificio de Wakefield consiste en desnudar al personaje de toda moral y proyectar el horror hacia el lector. Se ha producido un cambio parecido al que relataba Kundera en La inmortalidad al respecto de Beethoven y Goethe: la inacción, el perpetuum mobile que en Hamlet era aún legítimamente reconocible como humano (una no-acción susceptible de ser entendida), en Wakefield es incomprensible. Se trata un gran hito en la biografía de nuestra serpiente (de nuestro bicho alargado que se mueve debajo de la alfombra). El horror que inspira Wakefield emerge de la persistencia del personaje en la inmovilidad, y en esto Wakefield está muy cerca del príncipe danés. Pero, contrariamente a Hamlet, Wakefield no se cuestiona su propio comportamiento. Se lamenta: "Wakefield, you are mad!", pero, ¿seríamos acaso capaces de imaginarnos a Wakefield monologando sobre su condición a la manera del famósisimo "To be or not to be"? Wakefield está ciego, y en su torpor adivinamos la ausencia de toda voluntad. También: un tiempo distinto al de Hamlet: como en Rimbaud, el del príncipe es un tiempo en enfer, de conciencia terriblemente lúcida en la condensación de un tiempo que se presenta, como el de los infiernos medievales, como eterno. El tiempo de Wakefield ya es enteramente otro, el tiempo impuesto por el capitalismo en flor:

I conceive, also, that these twenty years would appear, in the retrospect, scarcely longer than the week to which Wakefield had at first limited his absence.

Uno y otro tiempo se niegan: el de Hamlet -el instante 'histórico' de sufrimiento que dura una eternidad- y el de Wakefield -la eternidad que no es más que la repetición infinita del mismo instante-.

lunes, 5 de abril de 2010

Artefacto

Tengo un amigo en Argentina que es gay y que trabaja en un bar gay, el primero, se supone, de Latinoamérica. Apenas lo descubro; luego, pienso, la amabilidad desinteresada no parece ser patrimonio de los hombres hétero. Habrá pensado que yo también lo era y que la tristeza que llevaba de equipaje (perdonen el lugar común) tenía ese origen. Me gustaría tener la oportunidad de agradecerle.

jueves, 1 de abril de 2010

"...I don't see myself having good sex ever again. Unless I'm like going on a holiday to Hawaii and the plane crashes and all my fellow survivors are women sex therapists on their way to a conference. And even then there'd probably be loads of male sex therapists there too, and they'd love that, wouldn't they? All fucking each other and giving each other tips while I sit on a rock wanking and crying."

Peep Show. Series 5, episode 5.