domingo, 26 de octubre de 2008

"L'obliar l'onte e gli oltraggi è bassezza e ognor viltà"

Verla así, verla como es. La veo sonriendo, coqueteando, qué se yo. Mínimo de celos, claro, mas un pequeño presentimiento. Intuición de incongruencia: algo no está empalmando bien con la imagen mental construida. En fin: idealización. Construcción mental de una figura que tiende hacia cierto ideal de características usualmente invariables, y que se erige a partir de una realidad por lo general fragmentada. De sopetón, deformación de la realidad. Pasa el tiempo, no la veo. Los vestigios de las impresiones sensoriales se van borrando; la imaginación, por otro lado, va adueñándose de esos terrenos abandonados por la memoria, va transformando detalles, gestos, etc., y los hace tender hacia un ideal subjetivo. ¿Ideal? a) Atención hacia mí, b) cierta belleza física; lo demás son pavadas. Surge una nueva imagen y el corazón se entusiasma. El ideal se complejiza; sin caer en cuenta de ello, uno se comienza a enamorar de la imagen mental. Ansias por verla; cuando llega el momento, cierta desilusión, cierta frustración, en fin. Sin embargo la tensión sigue; responde a una carencia y a un miedo. ¿La carencia? Interacción amorosa. ¿El miedo? La soledad. Hay un vacío que necesita ser colmado: las idealizaciones surgen como método de autoprotección de la mente para evitar el dolor. Hay una carencia, y como la realidad no logra satisfacer los requisitos, la mente urde una fantasmagoría a partir de los detalles que puede aprovechar de las impresiones sensoriales. La urde porque es mejor una fantasía a la desesperación de no hallar a nadie que cumpla verdaderamente con sus exigencias, y porque el engaño le proporciona esperanzas. Hay un mal menor, un dolor menos intenso que es preferible al dolor profundo de la desesperanza. Como quien dice: quien tiende a ser enamoradizo, es porque está realmente necesitado. Lo que sucede es que el proceso no se detiene, y uno termina enamorándose de esa irrealidad. Entonces llegan las luchas, las decepciones, en fin, todas esas huevadas. Todo por no caer en esa soledad ajena a la propia voluntad, la no buscada e impuesta por las circunstancias. La mente tiende al autoengaño, es natural. Nadie quiere ser herido. Entretanto ella no me mira, no me presta atención, y yo desespero. El cuerpo no me da para buscar sus sonrisas. He pasado dos malas noches, una sin dormir por completo; me he emborrachado la noche anterior de puro aburrimiento, arrastro una resaca de mierda, los párpados se me caen de cansancio. Hay un gringo que no deja de tocarme. Ella habla con otros, me da un cochino vaso de alcohol casi sin mirarme y luego se va. Regresa, sigue con otro. Yo, sin querer, doy la apariencia de estar herido por su comportamiento; la verdad es que lo que me duele es no poder hacer nada por superar mi cansancio. Me doy cuenta de que no vale la pena, de que nunca ha valido la pena, y de que, por huevón, estoy en esa situación. Ideal destruido: dolor verdadero frente al panorama de desesperanza. Ni siquiera me he afeitado, por Dios. Salgo, no tengo para el puto taxi, camino. Nuevamente Corrientes se vuelve el escenario de mi podredumbre. Pienso que me voy a desmayar, pero logro llegar a casa. Qué joda haberme ido sin despedirme, ahora pensará que estoy molesto y que soy excesivamente pueril. Toca arreglarlo mañana, y me da tanta, pero tanta fiaca, que me entristece. Qué vida tan perra. Todos los estímulos están apagados. Aún ahora sigo cansado, como si me hubieran dado una paliza de ésas que ni te cuento. Ya ni siquiera quiero acostarme con ella. Ni siquiera quiero verla, ni besarla, ni nada; queda, sin embargo, la posibilidad incierta, la duda desmoralizadora, la culpabilidad que proviene del "puede ser, pero como no hiciste nada, no lo sabrás nunca." Eso es ahora mi impulso: el miedo a un sentimiento futuro de culpabilidad. Mi único interés en juego. Y eso me deprime como no tienes idea. Me he prometido que no más. Mañana y se acabó. Total, sé que no me buscará por su propia voluntad. Y ya la mía no me da para buscarla más. Qué fiaca, Dios mío, obligarme a todas las pavadas del que sí quiere. No tengo que hacerlo, me dirán, pero sí, tengo que hacerlo. Me las he buscado solito, y más vale cerrar con broche de oro, hacer algo de lo que verdaderamente me vaya a arrepentir por años de años. Jajaja, pensar en este tipo de autodegradación -que devendrá en alguna anécdota chistosa que compartir en las chupetas- me arranca una sonrisa. Si ya la cagaste y se te presenta otra oportunidad, ¿por qué no cagarla con todo, con énfasis y a propósito, cagarla con sentimiento? Sí, hacer el ridículo, aventarme hacia el fango con los pantalones por el piso, atreverme a faltarle el respeto, pero irrespetuosamente. Sí, sí, eso me devuelve el ánimo (sin sarcamos). Arrojemos nuestros miedos y pudores, seamos verdaderamente cínicos y pendejos. ¡Arriad las velas, pues, que zarpo hacia la Vergüenza!
A ver si me dan las pelotas, compare'.

5 comentarios:

Unknown dijo...

es una mierda cuando se llega a la ilusión de algo idealizado, pero peor es quedarse con la duda, y de ahi te voy a ver como a mi hace un tiempo, y no voy a poder disfrutar de ti en tu breve regreso. Desawebate y ve por ese trasero bretón! Se el maldito Guillermo el conquistador y clava tu bandera normanda en esas costas anglosajonas. Deseo oir tus relatos durante un buen manix.

Unknown dijo...

por cierto la opera me está asesinando

mestanza dijo...

Jajaja, magnífico el comentario, te lo agradezco.
La duda, la duda. La verdad es que duda ya no hay, es decir, la Duda, la duda generalizada. Aún me queda, sin embargo, una duda de orden inferior, la del what if I set the mood e intento "atreverme a faltarle el respeto". Los datos dicen que funciona, y me consta, total, las mujeres son todas unas perras, y ésta en especial. Así que será lo que Dios quiera. Por lo demás, tanto build-up no me gusta, xq lo más probable es que no pase nada, pero en fin. Después de esto no pienso escribir una palabra más sobre el asunto.

Aceptaré con gusto un buen mánix en la plashita a mi regreso. Ya hace falta.

Y sobre la ópera, espera a que descubras a Mozart, a Verdi y a Wagner. Si tienes ganas de aventurarte en ese terreno, te aconsejo que le metas a algo de Verdi (Otello es muy bueno, o La Traviata), porque el tipo es muy efectista y es en general un estilo fácil de oír. Mozart es más juguetón y sublime, y su belleza radica en los detalles, así que ese sería el segundo nivel, en mi opinión. Eso sí, won, te juro que cuando descubras a Mozart (si lo haces), el placer estético que experimentes va a ser casi insoportable. Wagner sí es muy difícil de digerir, y para escucharlo sí tienes que seguir el desarrollo del argumento, porque en Wagner música y trama son una sola, inseparables una de otra. Si quieres meterle a Wagner algún día, lo mejor es La Valquiria, aunque mi recomendación principal sigue siendo Tristan e Isolde, que sigue siendo mi ópera favorita, junto a Las bodas de Fígaro. Eso es, gracias por el comentario, "Diego Andrés". Cuídate y nos vemos.

Unknown dijo...

no estoy tan seguro q disfrute de mozart tanto como los demás, pero si, Verdi también esta bueno. Sin embargo no se porque tengo una especial afición por Puccini, La Boheme, Butterfly y Turandot. Me imagino que como es romanticón le pone más drama y tb es más complejo musicalmente, no tan estructural como mozart. Además pucci hace q los musicos griten como perras por mas tiempo jaja eso influye. No c xq pero desde la boheme ya no puedo escuchar otra cosa q no sea opera, ni a rachmaninin lo oigo con los mismos oidos. X cierto hay operas de el, y de tchai tb. Espero que sean igual de violadoras jaja, las escucharé pronto.

mestanza dijo...

Sigo diciendo que Puccini no me gusta. Cuando lo escucho siento esa artificialidad melosa y ramplona, como si estuviera escuchando el soundtrack de una película de Disney. Pero granted, sólo he escuchado La Bohème (que ya desde el título me parece despreciable); hace falta escuchar Turandot y Madame Butterfly (que le encantaba, por cierto, a una chica de la que estuve enamorado hace un tiempo.)
Si te gusta que los cantantes griten hasta quedarse sin capacidad pulmonar, espera a que llegues a Wagner.
Sí sabía que Rach tenía óperas, pero según lo que he leído no son tan buenas. Creo que hay una incompleta también.
De Tchai la más conocida es Eugene Oneguin, basada en el poema de Pushkin. Hace tiempazo escuché el primer acto, pero no recuerdo nada de ello.
Me dices qué tal te fue cuando las escuches.

PS: Una recomendación:

http://www.youtube.com/watch?v=LzvyKC9eITc