viernes, 17 de abril de 2009

Ah.

Es casi como si, como si. I mean. Casi. Y el abismo entre la confirmación y la duda se abre cual eternidad. Ya no se trata de si what if I did o what if I didn't. Es el recuerdo puro. La imaginación doing its work. Zumba la flecha hacia la estratósfera. Casi pareciera como si todo tuviera sentido.

Todo su. Plegándose de mil maneras, mil argumentos infinitos. La gloria del autor, configurando todo con la medida dramática perfecta. Penetrando el tejido real hacia la totalidad de las formas. Punzante, agudo. Perfecto.

Transformación del pasado. Reverberación en una hélice de unfulfilled desire.

Manifestación de las formas a través de la imaginación desbordada.

Un día de otoño, las pistas mojadas. Un McDonald's albergando a un montón de gente perdida. Hacia allí, cerca de donde, a la esquina; allí, entre los raincoats, mi sombra apuntando hacia el vacío. Más allá, y todo se queda en la nada.

Casi como si.

Ya estoy allí. Sumergiéndome en esos pozos negros, tejiendo un cromático entre dos golden fences. Más al sur, la ribera. El descanso primordial. Dos alas como rosicleres abren paso hacia la gruta infinita. Me asiento entre el peñasco y el límite de la trocha. Quisiera morirme allí.

Morirme en una paz extática.

Más hacia el Este, la vida sigue tal cual la prefiguraron las gentes de mala sangre. Hay edificios que no tienen fin. Entre ellos, hacia el parque, frente al falo más famoso del mundo. Cines descomunales. Un papel en cuya espera, a veces, se me va la vida.

La caligrafía de un amor literario.

Ah, de esa ribera. Beber hasta la muerte de mi propia fantasía. Pulverizar toda realidad inadecuada. Irme del pueblo a leer y vivir solo.

Y alimentarme para siempre de una literatura vacía.

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