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martes, 21 de octubre de 2008

"¡Y tantos años y siempre, mucho siempre, siempre, siempre!"

Quería subir "Archiduque" pero no recuerdo el nombre del host y con esta conexión... mejor no digo nada. Instead, cuelgo un par de videínos del primer movimiento de la primera sinfonía de Mahler (que espero poder ver en vivo el día de mi cumpleaños), interpretada por la Orquesta Sinfónica de París y dirigida por Christoph Eschenbach. Obsérvese la cara de loco pederasta del director -pero no en detrimento de la apreciación de esta maravillosa versión de Mahler, tampoco.





¿Que cómo van las cosas? Hoy quemé cerebro con economía y me di cuenta de que voy a tener que hacer verdaderas acrobacias intelectuales para poder aprobar. Claro, tampoco es como si la divertida sorpresa de la gente que me pregunta por qué diablos estudio economía si mi licenciatura es de Letras -digo, tampoco es como si esto ayudara mucho al asunto. En fin, habrá que "ponerle punche, nomá".
De un rato me voy a ver el show en vivo de Dolina por segunda vez, así que estoy contento. A ver si Pablo me acompaña. ¡Que extraordinario es Mahler! No escribiré muy bien escuchando música (según cierto libro, las mujeres podrían hacerlo con éxito), pero ciertamente soy feliz haciendo ambas cosas. Hoy he recibido un mensaje alentador, aunque me toca sumergirme en el ignoto sistema anglosajón del ligue, por llamarlo de alguna forma. Tengo que escribir un poco sobre esto, que es bastante curioso. A ver si no me olvido.
¿Qué más? Un verso de Vallejo, quizás: "Hoy me gusta la vida mucho menos / pero siempre me gusta vivir: ya lo decía." Recuerdo que hace mucho tiempo le di a leer ese poema, y después de haber leído algunos versos me dijo algo así como "qué bajón que es este tipo". Aunque cuando acabó, concedió que "bueno, tienes razón, no lo es tanto."

¡Qué días tan lejanos!



miércoles, 15 de octubre de 2008

¡Muerte a Heiner Müller! (aunque ya esté muerto)

Pero claro, claro, claro. Le cuento mis desventuras de unexperienced teenager a X, primero en español, luego en inglés. "You shouldn't give up that easily": en efecto. Hay que analizar la situación para comprenderlo; hay que ser cuidadoso, sin embargo, hay que cuidar que la fantasía no contamine el recuerdo en demasía. "Carry on, mijo". ¿Qué más se puede hacer? Pero claro, claro, claro que no podía haberse acabado, ¡desde luego que no! Qué fiaca. Debo racionalizar el ataque, informarme, aprovecharme de nuestras frustraciones sexuales. Yo me pregunto: ¿para qué mierda el ser humano se ha pasado miles de años creando y perfeccionando un lenguaje si en los momentos clave éste no sirve para nada? Que las mujeres no te escuchan, que sólo leen tu body language y las pelotas. Seguimos siendo primates, al fin y al cabo. ¡Apelar a nuestra animalidad, bróder! He confiado sobremanera en las palabras: he sido víctima de mi propio... ¿oficio? Hobbie, "che", hobbie. Apelar a nuestra animalidad. Como cuando me miraba en medio de la calle, me miraba indecisa, como esperando a que. Y luego los no de medias tintas, el discurso ensombrecedor como un "you lost your chance". ¡Mierda! Sabes que debiste, "mijo". Debiste, pero no pudiste. ¡Ni siquiera te salían las palabras! Dios santo. Pero ya, como decía la cita de Fernando, no hay que "revolcarse en el fango". Perserverar. Desconfiar de la lengua hablada, bien, lesson learned. Aprender a leer las señales: ok, a informarse, a "fatigar anaqueles" y esa mierda. Conducirla a donde me sienta seguro: ya, eso se puede hacer, if such places exist. He tenido la suerte que me proporcionó el raincheck: Chejov ha de ser mi talismán. Pero también, sí, ir con calma, hasta el límite de nuestras posibilidades. Ya me lo reclamaba B; me lo reclamo ahora yo: spend more time together con ella. ¡Fiaca! En un mundo como el que creaba Müller, ese pornógrafo retorcido, en la colina del buen Richard, hace ya más de una década, mi plan tendría que haber resultado. Pero somos demasiado animales, Heiner, preferimos los gestos de nuestros antepasados más lejanos por sobre las invenciones de nuestros padres y abuelos. "El milagro del abecedario", cantaba Sabina. Pero no, Sr. Sabina: ¡el lenguaje está sobreestimado! Me has cagado esta chance por tus ideas, y por eso Tot para ti. Muerte a Heiner Müller, por cagón. He dicho.

sábado, 11 de octubre de 2008

Ah, here she comes right now

Ah, here she comes right now
here she comes right now
here she comes now.

La hora de la verdad, "che". O corroboramos nuestras sospechas (con una felicidad digna de este período mozartiano que estoy viviendo), o todo se va a la mierda: de todas maneras, esto tiene que acabar. Y ya se acaba. Here she comes right now. Al fin, el final.

miércoles, 8 de octubre de 2008

Pero Mozart -como dicen ahora de la globalización con todo esto de la crisis financiera (pobre Moscú, y, ¿podrían ser más idiotas los islandeses? Sí: mi curso de economía ya me cagó la cabeza. Lo peor es que hasta disfruto leyendo estas cosas. Cada mañana bajo, cruzo la calle a Disco, compro mis medialunas, regreso y le compro al kioskero ledzeppelinero -un instant classic, por lo demás- el Clarín: me paso toda la mañana leyéndolo and actually enjoying myself while doing it...)- iba diciendo: pero Mozart, como el fenómeno de la globalización (tún-tún-¡TÚN!), tiene su lado oscuro. Curioso reflexionar sobre eso ahora, mientras me como mi chocolatín, después de una larga y fatigosa jornada culinaria (hice arroz con pollo como para un comedor popular). Es que no puedo seguir viviendo de La Americana y Ugi's por más tiempo, no, no, no. Aunque la media de muzza de Ugi's esté 5 putos pesos (media pizza grande a menos de 5 luquitas, compare) y a media cuadra de aquí. Ah, Ugi's. Pero no, decía que ayer Wolfgang fue el gran responsable de mi desesperación. Sucedió como un lento proceso de ebullición: a medida que pasaba la tarde esa suerte de escozor, de burbujeo en el pecho, se iba intensificando cada vez más y más, hasta que llegó un punto en que la tapa de la olla salió volando y comenzó a hacérseme difícil respirar, pensar (tuve que abandonar a mi Houellebecq a medio capítulo) y hasta estarme quieto. Todo esto con la música de Mozart resonando en el background mental: recordaba esos momentos en los que la belleza alcanza cotas insoportables, en que la orquesta intensifica las notas, las ajusta, y en que los cantantes arriban a una nota aguda o soberanamente grave, y el clarinete desconfigurando todo, alargándose en medio de un todo cambiante, como una bala que recorre universos heterogéneos con movimiento uniforme, exactamente como eso, y, lo juro, pensaba que iba a enloquecer. Me decía: "¡No es para tanto, won! Todo esto es psicológico: como piensas todo en términos dramáticos se te ha ocurrido que hoy no estaría mal pasar por una crisis, para darle sabó' a las cosas. ¡Como si fuera una trama inteligente, siquiera!", pero no funcionaba, por más que me increpase y tratara de develar el "placebo maligno", por llamarlo de alguna forma. De modo que las cosas se iban poniendo peores. Pasé las innumerables librerías (al regreso encontré una copia de los sesenta o setenta de "El lamento de Portnoy", aunque demasiado cara) los teatros fastuosos, el falo que llaman "Obelisco" con esa avenida de mierda que te toma dos semáforos cruzar, fumé, compré mi entrada para Les Luthiers: la gente, creía, me miraba con una mezcla de compasión y espanto (porque sabía que se me notaba a leguas la desesperación, como si estuviera caminando en llamas -como el tipo de la portada de Pink Floyd-) y todo eso. Cuando regresé, tenía gran parte de mi cuento resuelto. Catarsis le llaman, ¿no? La verdad es que no está yendo mal el cuento, aunque sea una suerte de re-elaboración de mis lecturas y no tenga mucho de original. Pero ya veremos. Sólo tres horas más tarde recibí el mensaje: una cancelación seguida de un raincheck. Ca marche pour moi. Las cosas se ponen interesantemente peligrosas, y viceversa.

domingo, 5 de octubre de 2008

Pero no sólo se trata de sexo. Si bien no contaré aquí eso que pasó hace unos días (tan nimio, tan inocente, tan perfecto), sí diré que las consecuencias han sido mayores de lo que esperaba. Ahora, sentado en un locutorio cerca de Corrientes y Callao ("Me ha citado la luna en Corrientes, esquina Callao", como iba la canción de Sabina), tragando medialunas que da miedo, súbitamente, con un asombro tremante, I start to wonder. Jalousie? Seulement luxe?
Habrá que pasar a otras cosas, en serio. Hay un cuento que escribir, y hay que lavar las sábanas y hacer el almuerzo y resolver algunas cuestiones con cierta persona. Comprar una licuadora, también. Mierda. Acaso hoy, con una naturalidad más natural que la de la propia naturaleza, acaso hoy: bastarán unas palabritas, sorber un poco de café, hacer algunas alusiones ingeniosas, sonreír, atraparla mirándome. Caminar un poco, en círculos, Perón, Mitre, Junín, Ayacucho; prolongar las discusiones hasta que, espontáneamente, como la ardilla que de vieja se cae naturalmente del árbol, fulminada por la muerte (¿qué sonido tan delicioso, tan sutil, provocará su caída?), dejar caer el tema, con cierto ingenio forzado, con la extra-vagancia que se supone es uno de mis grandes rasgos. Pero antes tengo que escuchar a Christine Schäfer un poco más, y hablar con el goodol' Nick.

sábado, 4 de octubre de 2008

Women-trouble post

Es sábado y tendría que haber salido, sí. Siempre me dió gracia ese estatus ontológico del fin de semana, independiente de si tienes trabajo o no, de si has tenido una semana verdaderamente jodida o si te la has pasado desde el lunes tirado en tu cama rascándote las pelotas: qué importa, hay que salir. No es que sea una de esas personas, claro (y si lo fuera poco importaría), pero yo debí haber salido hoy, sí, preferentemente con B. Por la mañana tuve un examen para el que no me había preparado bien, y mientras paporreteaba lo que podía unos minutos antes de la hora, los ojos se me desviaban hacia cada mujer que pasaba, cada belleza que parecía un maldito milagro único, irrepetible y a la vez reproducido sin cesar segundo a segundo, de mujer a mujer. Vamos, que había muchas tipas más buenas que el pan, lo que obstaculizaba aún más mis intentos de concentrarme. (Obstáculo epistemológico, jajaja.) Pero, ¿a qué viene todo eso? Supongo que al hecho de que no puedo dejar de pensar en sexo. Del fenómeno sexual en general, sí, pero en particular del sexo con B. La imagino en mi cuarto, sentada al borde de la cama, mirándome con esos ojos de gata: un segundo de vulnerabilidad bastaría. Un instante de fragilidad haciéndose evidente en la relajación de los músculos de su rostro, la súbita tibieza de la mirada, la tendencia de la boca a "horizontalizarse". Un segundo en que aparezca el resplandor avellana en los ojos, en que se materialice (este fenómeno me encanta, por lo demás) la realidad psicológica de la tensión. Como si los sentimientos se volvieran una masa de carne entre una y otra persona. Allí, en medio del huracán, los deseos manifestándose en silencio, el tacto presuroso de imantarse a la piel ajena, allí, allí, allí. Me sucede que, noche tras noche, esta imagen se transfigura sin cesar en mis sueños, con una realidad y una vividez tales que me da miedo que los otros descubran lo que trato de esconder, al oírme murmurar su nombre en la oscuridad. Morder las sábanas, estrujar la almohada vacía. Conjurar su nombre. Ah, B. ¿Se trata sólo de este tacto, de esa frotación corporal, o acaso hay algo más, algo en ciernes que podría...? Me pregunto si debería ser más agresivo. Sé que me he vuelto demasiado perezoso, que la experiencia con A ha terminado por arruinarme. Sin embargo, siempre he profesado el credo de la naturalidad: las cosas deben tener consecuencias coherentes, caer con un movimiento uniforme en el lugar que, según el contexto creado alrededor, les corresponde por derecho. Supongo que soy muy Aristotélico en ese sentido ("lugar natural"); más me valdría ser partidario de Einstein. Moldear el espacio a mi manera, organizar el orden de las cosas según mi voluntad. Someterla, en una palabra. ¿Hay intenciones al otro lado de la cancha? El tema de reflexión en boga estos últimos días. Y, ¿las hay? Larecontrachuchadelaconchadetuhermana. Los juegos de seducción siempre me han resultado agotadores y aburridos, y estoy consciente de que éste no durará mucho. Me aterroriza, sin embargo, imaginarme en un futuro cercano lamentándome de que las cosas no ocurrieran porque no lo intenté. Por otro lado, me molesta ser uno más del montón de pretendientes, me molesta que aquella parte de mi ser que mi voluntad es incapaz de controlar tienda a satisfacer el ego de las personas equivocadas. B, tan maravillosamente orgullosa, no se merece semejante don. ¡La contrición, y la reputaquelaparió! Desde luego que pesa más la contrición. Lo que no me deja más alternativa.

sábado, 27 de septiembre de 2008

La anticipación. "If somebody gave me a nickle for every time..." La diferencia es que ahora sé que A me espera, que de hecho se ha estado muriendo de ganas de que yo. Sí, de que yo. ¿Cómo diablos ha sucedido esto? Quién lo pensaría: víctima de un acoso tan sistemático como efectivo. Es curioso cómo el deseo -los sentimientos, diría antes- puede crearse from scratch a punta de insistir e insistir. Y ahora yo aquí, a unas horas de volver a verla, volver a ver esos ojos claros y esa sonrisa que, ¡Dios!, de un día para otro anhelo sólo para mí. El sonido de su risa. El sentimiento de ridículo al descubrirme, por primera vez (con ella) celoso. ¿Hay que estar enamorado, sin embargo? En Las bodas de Fígaro, Cherubino tiene un aria bellísima ("Non so più cosa son, cosa faccio") en la que le confiesa a Susana estar enamorado de todas las mujeres; en una écoute un poco más atenta descubrimos que no es tanto amor, sino deseo, lo que Cherubino no deja de experimentar. "Todas las mujeres me hacen palpitar." Un poco más tarde Cherubino vuelve a interpretar un aria, "Voi che sapete", en la que interroga a la Condesa y a Susana sobre aquel nuevo sentimiento que parece inundar su pecho: "Vosotras, mujeres, que saben lo que es el amor / decidme si ello es lo que siento en el corazón." Para ese momento es evidente que Cherubino está enamorado de la Condesa. ¿Puede suceder, sin embargo, que un amor evidentemente verdadero, un amor soñador y anhelante, conviva con un deseo por el resto de mujeres en el mismo pecho? ¿Deseo y cariño deben ser monógamos en la conciencia para que pueda hablarse de Amor? La anticipación. No falta mucho para volver a verla, para que yo. Para que nosotros. Y sin embargo, aún, "todas las mujeres me hacen palpitar." La belleza a veces puede ser un obstáculo para la felicidad.

martes, 23 de septiembre de 2008

No sé qué autor -pero supongamos que fue Kundera- decía que no es sólo que vivamos y muramos solos, sino que toda nuestra experiencia se desarrolla desde la soledad: toda vida es única e irrepetible, sí, pero también incomunicable, instransmitible. Lo esencial se pierde en las simplificaciones que el lenguaje exige como premisas. Si bien sería una exageración decir que todo acto de comunicación es vano, puesto que la esencia es instransmitible, no es del todo arriegado concluir que nadie jamás comprenderá a otro ser humano como éste desearía que se le comprendiese. Comprensión. ¿La simplificación psicológica del lenguaje encuentra un correlato en una supuesta simplificación emocional? Dicho de otra manera, ¿el ser humano ha debido reducir su mundo interior a aquello "comunicable" que procura el lenguaje sólo para hallar alivio en el otro? Una mujer abraza a un hombre en la oscuridad. Un hombre con un dolor ciego, que ni él mismo termina de comprender. La mujer susurra: "Puedo entender cómo te sientes. Todo estará bien." Al instante el hombre cae en la cuenta de que la mujer no le entiende -¿cómo podría, si él mismo es incapaz?-; lo olvida, sin embargo, y se entrega al calor de su pecho. Poco después el hombre recordará esta situación y la memoria filtrará el alivio en el recuerdo: sin que él se dé cuenta, la imaginación ya ha transfigurado en su mente la realidad y se ha creado la fantasía de la comprensión. Al mismo tiempo -pero esto no ocurre con tanta rapidez, ni en todos los casos-, bajo la premisa de la comprensión, la mente irá reemplazando poco a poco el caudal real de situaciones, interno, por las palabras usadas para exteriorizar este estado; ha tenido lugar la simplificación.
En fin, cosas para pensar, verificar y un gran etc.
Pero imaginemos esto: ¿qué sucedería si hombre se dispusiese a romper el hechizo e intentar, por los métodos más radicales, inflingir su realidad sobre la otra persona, a la vez que intentara inflingirse sobre él mismo la otra realidad, in order to achieve true comprehension? ¿Es esta una revolución de amor? Me toca pensarlo. Acaso por las calles de Salto toda esta maraña se aclare.

jueves, 18 de septiembre de 2008

No estaba muerto, andaba de parranda...

El 12 de julio daba por finalizado este blog con la frase anterior, "tengo miedo". Un golpe de suerte: después de todo, no es un mal final. Hoy, 18 de septiembre, poco más de dos meses después (¡DOS MESES! ¡Pero si parece que hubiese pasado al menos un año!), vuelvo a las andadas, con un brownie a medio acabar al lado y aprovechando al máximo el internet gratuito de Gandhi. Habrá que hacer algunos reajustes, sin embargo. Enfocar los esfuerzos hacia un tema en particular, en vez de distribuirlo entre fragmentos cada vez menos interesantes. "Especialización", según mis fotocopias de economía (guácatelas), in order to achieve eficiencia. ¿Y los arranques confesionales, ahora que ciertos detalles encubren, al menos parcialmente, mi identidad, entre los que ahora son los protagonistas de mi vida? Quién sabe. Ahora no tengo ganas de escribir sobre mis líos amorosos o del delirium tremens about certain fille. Certain fille qui aujourd'hoy j'ai encontré at the elevator... Basta. Al hecho, y basta de entelequias. Cuando mis esfuerzos se vean recompensados, sea con una reciprocidad animal (porque para novio yo no sirvo, "che") o con una mueca de asco, acaso escriba algo de ello aquí. Entretanto, a cubrir los hoyos del zócalo, que se puede escapar el duende.
Habrá, además, que aceptar el triste hecho de que yo soy el único freak obsesionado con la ópera entre mis amigos y conocidos. No sólo con la música (por cierto, he desarrollado una adicción absurdamente enorme por Mozart en estas últimas semanas), sino también con las producciones, los conductores, los directores, los camera-guys y hasta con quien se está acostando mi soprano favorita que-además-está-más-buena-que-el-pan. Dejaremos, pues, de hablar tanto de estas cosas, que parece que sólo a mí me interesan hasta ese punto. Me gusta mucho hablar solo, pero es aún mejor cuando los temas de debate son también interesantes fuera de mi cráneo.
Sobre los temas literarios no hay punto de negociación.
Y el teatro, ¡ah! Cómo lo extraño. Aquí he visto una puesta de El hombre almohada (que dirigió Fischer en Lima hará un par de años, superior en sus fundamentos pero inferior en tratamiento comparada con su compañera argentina), una de El hombre inesperado de Yasmina Reza (Ángeles dirigió Art en Lima, de la misma autora), con una vieja que era una suerte de transfiguración de Jimmy Santi y un craving por risas que incluso llegó a desfigurar por momentos a los personajes, y una maravillosa, maravillosa, maravillosa puesta de Tres hermanas del maestro Chejov, en la que, por momentos, creí descubrir algo esencial, algo que no me siento capaz de expresar con palabras pero que, habrá que decirlo, encuentra su simiente no tanto en el montaje de turno (si bien necesita de un buen montaje para aparecer) como en ese no-sé-qué que Chejov infundía en sus obras, ese no-sé-qué fundamental, que trasciende la cultura de sus personajes y hasta sus personajes mismos, que llega hacia el core de la vida misma y que, paradójicamente, sólo puede aprehenderse sentado en la butaca, atendiendo a la función del montaje de turno. Tres espectáculos en dos meses. Dios santo. Pronto tendré que revisar la cartelera y elegir entre cientos de obras una que me interese. Y si me da la gana anotaré algo o no, ya veremos.
I need to roll one y no hay un baño cerca. ¿Y si alguien se lleva mi laptop mientras estoy hablando con Nicholas?
Aquí dejo esto. Gandhi está casi desierto y las necesidades apremian. Un brownie y una coca no están mal por tres horas de internet, ¿verdad? La próxima sólo pido un té. Aunque debería estar estudiando que el mercado, que el capital y cómo hacer chalacas en la economía estatal. Y lareputamadre. Fuck it. Me voy a la residencia, a descansar un rato y a revisar las bases kuhnianas de un cuento-desafío que tengo que escribir para fines de mes. La próxima semana huiré a Uruguay y asunto arreglado. Se pueden meter su economía por el orto, guachos.