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miércoles, 15 de octubre de 2008

¡Muerte a Heiner Müller! (aunque ya esté muerto)

Pero claro, claro, claro. Le cuento mis desventuras de unexperienced teenager a X, primero en español, luego en inglés. "You shouldn't give up that easily": en efecto. Hay que analizar la situación para comprenderlo; hay que ser cuidadoso, sin embargo, hay que cuidar que la fantasía no contamine el recuerdo en demasía. "Carry on, mijo". ¿Qué más se puede hacer? Pero claro, claro, claro que no podía haberse acabado, ¡desde luego que no! Qué fiaca. Debo racionalizar el ataque, informarme, aprovecharme de nuestras frustraciones sexuales. Yo me pregunto: ¿para qué mierda el ser humano se ha pasado miles de años creando y perfeccionando un lenguaje si en los momentos clave éste no sirve para nada? Que las mujeres no te escuchan, que sólo leen tu body language y las pelotas. Seguimos siendo primates, al fin y al cabo. ¡Apelar a nuestra animalidad, bróder! He confiado sobremanera en las palabras: he sido víctima de mi propio... ¿oficio? Hobbie, "che", hobbie. Apelar a nuestra animalidad. Como cuando me miraba en medio de la calle, me miraba indecisa, como esperando a que. Y luego los no de medias tintas, el discurso ensombrecedor como un "you lost your chance". ¡Mierda! Sabes que debiste, "mijo". Debiste, pero no pudiste. ¡Ni siquiera te salían las palabras! Dios santo. Pero ya, como decía la cita de Fernando, no hay que "revolcarse en el fango". Perserverar. Desconfiar de la lengua hablada, bien, lesson learned. Aprender a leer las señales: ok, a informarse, a "fatigar anaqueles" y esa mierda. Conducirla a donde me sienta seguro: ya, eso se puede hacer, if such places exist. He tenido la suerte que me proporcionó el raincheck: Chejov ha de ser mi talismán. Pero también, sí, ir con calma, hasta el límite de nuestras posibilidades. Ya me lo reclamaba B; me lo reclamo ahora yo: spend more time together con ella. ¡Fiaca! En un mundo como el que creaba Müller, ese pornógrafo retorcido, en la colina del buen Richard, hace ya más de una década, mi plan tendría que haber resultado. Pero somos demasiado animales, Heiner, preferimos los gestos de nuestros antepasados más lejanos por sobre las invenciones de nuestros padres y abuelos. "El milagro del abecedario", cantaba Sabina. Pero no, Sr. Sabina: ¡el lenguaje está sobreestimado! Me has cagado esta chance por tus ideas, y por eso Tot para ti. Muerte a Heiner Müller, por cagón. He dicho.

jueves, 27 de marzo de 2008

Post après déjeuner

Llama la atención lo tremendamente voluble de la naturaleza de cualquier situación o conducta. Ayer, esperaba prendido en llamas; hoy, la compañía humana me es profundamente indiferente. El verdadero problema es que uno se hace expectativas con los demás que éstos rara vez pueden colmar. Todo es tan grosero que parece hecho adrede. El aburrimiento conduce a la misantropía y la misantropía es otra manera de aburrirse.
Y, bien sûr, al otro lado está la misoginia. De golpe he comprendido el significado de una frase de las Illuminations de Rimbaud, "animales de lujo", al recordar una escena de mi vida que, si no fuera por Rimbe, hubiera olvidado sin remedio, de lo insignificante que era. Por contraste, ahora odio a casi todas las mujeres. ¡Qué razón tenía (tiene) el pequeño Rimbe cuando escribió: Hay que reinventar el amor!
Contradictoriamente, me he quedado prendado de Patti Smith. Una excepción a mi machismo musical.
En fin, ando leyendo una biografía de Rimbe, lo que explica mi testarudez por citarlo y hablar de su vida. Hace poco vi una película reciente inspirada en Bob Dylan que me prestó Fernando, y, aunque no me gustó (too arty, aunque Cate Blanchett estuvo demasiado chévere), no pude evitar sonreír como un idiota (¡la sonrisa del idiota!) cuando uno de los personajes se presenta como ARTHUR RIMBAUD. Algún día dejaremos rosas blancas empapadas en ajenjo al pie de su tumba en Francia; guardaremos las rojas, cómo no, para Jim Morrison.

En fin. Me voy, a pararme en alguna esquina a silbar ese estribillo de Carmen que dice

Sur la place, chacune place,
chacun vient, chacun va.
Drôles les gens que ce gens-là!