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martes, 23 de septiembre de 2008

No sé qué autor -pero supongamos que fue Kundera- decía que no es sólo que vivamos y muramos solos, sino que toda nuestra experiencia se desarrolla desde la soledad: toda vida es única e irrepetible, sí, pero también incomunicable, instransmitible. Lo esencial se pierde en las simplificaciones que el lenguaje exige como premisas. Si bien sería una exageración decir que todo acto de comunicación es vano, puesto que la esencia es instransmitible, no es del todo arriegado concluir que nadie jamás comprenderá a otro ser humano como éste desearía que se le comprendiese. Comprensión. ¿La simplificación psicológica del lenguaje encuentra un correlato en una supuesta simplificación emocional? Dicho de otra manera, ¿el ser humano ha debido reducir su mundo interior a aquello "comunicable" que procura el lenguaje sólo para hallar alivio en el otro? Una mujer abraza a un hombre en la oscuridad. Un hombre con un dolor ciego, que ni él mismo termina de comprender. La mujer susurra: "Puedo entender cómo te sientes. Todo estará bien." Al instante el hombre cae en la cuenta de que la mujer no le entiende -¿cómo podría, si él mismo es incapaz?-; lo olvida, sin embargo, y se entrega al calor de su pecho. Poco después el hombre recordará esta situación y la memoria filtrará el alivio en el recuerdo: sin que él se dé cuenta, la imaginación ya ha transfigurado en su mente la realidad y se ha creado la fantasía de la comprensión. Al mismo tiempo -pero esto no ocurre con tanta rapidez, ni en todos los casos-, bajo la premisa de la comprensión, la mente irá reemplazando poco a poco el caudal real de situaciones, interno, por las palabras usadas para exteriorizar este estado; ha tenido lugar la simplificación.
En fin, cosas para pensar, verificar y un gran etc.
Pero imaginemos esto: ¿qué sucedería si hombre se dispusiese a romper el hechizo e intentar, por los métodos más radicales, inflingir su realidad sobre la otra persona, a la vez que intentara inflingirse sobre él mismo la otra realidad, in order to achieve true comprehension? ¿Es esta una revolución de amor? Me toca pensarlo. Acaso por las calles de Salto toda esta maraña se aclare.

jueves, 27 de marzo de 2008

Post après déjeuner

Llama la atención lo tremendamente voluble de la naturaleza de cualquier situación o conducta. Ayer, esperaba prendido en llamas; hoy, la compañía humana me es profundamente indiferente. El verdadero problema es que uno se hace expectativas con los demás que éstos rara vez pueden colmar. Todo es tan grosero que parece hecho adrede. El aburrimiento conduce a la misantropía y la misantropía es otra manera de aburrirse.
Y, bien sûr, al otro lado está la misoginia. De golpe he comprendido el significado de una frase de las Illuminations de Rimbaud, "animales de lujo", al recordar una escena de mi vida que, si no fuera por Rimbe, hubiera olvidado sin remedio, de lo insignificante que era. Por contraste, ahora odio a casi todas las mujeres. ¡Qué razón tenía (tiene) el pequeño Rimbe cuando escribió: Hay que reinventar el amor!
Contradictoriamente, me he quedado prendado de Patti Smith. Una excepción a mi machismo musical.
En fin, ando leyendo una biografía de Rimbe, lo que explica mi testarudez por citarlo y hablar de su vida. Hace poco vi una película reciente inspirada en Bob Dylan que me prestó Fernando, y, aunque no me gustó (too arty, aunque Cate Blanchett estuvo demasiado chévere), no pude evitar sonreír como un idiota (¡la sonrisa del idiota!) cuando uno de los personajes se presenta como ARTHUR RIMBAUD. Algún día dejaremos rosas blancas empapadas en ajenjo al pie de su tumba en Francia; guardaremos las rojas, cómo no, para Jim Morrison.

En fin. Me voy, a pararme en alguna esquina a silbar ese estribillo de Carmen que dice

Sur la place, chacune place,
chacun vient, chacun va.
Drôles les gens que ce gens-là!