Tengo un amigo en Argentina que es gay y que trabaja en un bar gay, el primero, se supone, de Latinoamérica. Apenas lo descubro; luego, pienso, la amabilidad desinteresada no parece ser patrimonio de los hombres hétero. Habrá pensado que yo también lo era y que la tristeza que llevaba de equipaje (perdonen el lugar común) tenía ese origen. Me gustaría tener la oportunidad de agradecerle.
lunes, 5 de abril de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario