Ayer estaba tan, pero tan borracho que uno de mis amigos me negó y me di cuenta que tenía que parar. Esta semana contará como gran competidor para el primer lugar del "peor período de mi vida". Casi toda la semana he estado borracho y no he dormido. En fin, no ha sido tan malo. No, porque generalmente la depresión -una tristeza que terminaba inundando todo- llegaba por las noches; por las tardes tenía tiempo para estar resaqueado y hasta avanzar con los resúmenes de historia. Pero llegaba una hora, acaso específica, en la que cerraba el computador, me arrastraba a mi cuarto y empezaba a beber como... no sé, como algo. Ahora sólo estoy cansado, un poco feliz porque no hace calor, porque he terminado en buenos términos mi pequeña aventura, porque poco a poco comienza a remitir la furia. Ah, ayer estaba tan furioso. Aún no anochece aquí, aunque son las 8:20 pm. Hoy he dormido mucho, he trabajado mucho. Me siento cansado. Me duele la garganta de tanto fumar.
He aprendido muchas cosas esta semana, tantas que mi cabeza ha entrado un poco en crisis.
También me la he pasado escuchando ópera. Fui a una representación de Las Bodas de Fígaro en Av. de Mayo: para qué, estuvo muy bien. Vi también a la Berliner Symphoniker interpretar en el Obelisco la obertura de Tannhäuser, la primera vez que escucho a Wagner en vivo. He escuchado este mismo título, de una sacralidad frenética, que me da ganas de escuchar esa grabación desnudo, como Blake cuando leía la Biblia. Escuché Tosca y si bien Puccini sigue sin gustarme -aún me sigo preguntando por qué-, debo admitir que ese segundo acto es pretty damn good. Qué será, esa ópera es tan violenta, y ese Scarcia tan villanazo... Qué se yo. Me decía hace un rato que he llegado a un punto en el que sé lo que busco de la ópera, y que mis opiniones posiblemente no iban a cambiar en el futuro: ¡Qué soberbia! Aún así, sigo diciendo -y habiendo escuchado ya completo al menos uno de sus títulos mayores- que Puccini está sobrevalorado. Comencé también a escuchar Dido & Eneas, de nuestro amigo Purcell, aunque ya estaba muy borracho en su momento como para decir algo válido sobre esto. En fin, sólo diré que "When I'm laid in Earth", la famosa aria -o lo que sea- de Dido, es posiblemente la pieza musical más conmovedora (como la musicalización del llanto) y a la vez una de las más bellas que he escuchado jamás. Ahora bajo un poco más de Wagner, Lohengrin para ser más exactos. Es bueno tener tiempo para escuchar a Wagner, abandonar un poco a Mozart y meterme en cosas distintas. Quisiera escuchar más a Verdi, sí, pero también a otros compositores que no conozco: Adams, Britten, Haendel, incluso a Meyerbeer o Salieri o qué sé yo. Muchas ganas de escuchar más y más ópera. Pero ya, estoy exhausto.
He aprendido muchas cosas esta semana, tantas que mi cabeza ha entrado un poco en crisis.
También me la he pasado escuchando ópera. Fui a una representación de Las Bodas de Fígaro en Av. de Mayo: para qué, estuvo muy bien. Vi también a la Berliner Symphoniker interpretar en el Obelisco la obertura de Tannhäuser, la primera vez que escucho a Wagner en vivo. He escuchado este mismo título, de una sacralidad frenética, que me da ganas de escuchar esa grabación desnudo, como Blake cuando leía la Biblia. Escuché Tosca y si bien Puccini sigue sin gustarme -aún me sigo preguntando por qué-, debo admitir que ese segundo acto es pretty damn good. Qué será, esa ópera es tan violenta, y ese Scarcia tan villanazo... Qué se yo. Me decía hace un rato que he llegado a un punto en el que sé lo que busco de la ópera, y que mis opiniones posiblemente no iban a cambiar en el futuro: ¡Qué soberbia! Aún así, sigo diciendo -y habiendo escuchado ya completo al menos uno de sus títulos mayores- que Puccini está sobrevalorado. Comencé también a escuchar Dido & Eneas, de nuestro amigo Purcell, aunque ya estaba muy borracho en su momento como para decir algo válido sobre esto. En fin, sólo diré que "When I'm laid in Earth", la famosa aria -o lo que sea- de Dido, es posiblemente la pieza musical más conmovedora (como la musicalización del llanto) y a la vez una de las más bellas que he escuchado jamás. Ahora bajo un poco más de Wagner, Lohengrin para ser más exactos. Es bueno tener tiempo para escuchar a Wagner, abandonar un poco a Mozart y meterme en cosas distintas. Quisiera escuchar más a Verdi, sí, pero también a otros compositores que no conozco: Adams, Britten, Haendel, incluso a Meyerbeer o Salieri o qué sé yo. Muchas ganas de escuchar más y más ópera. Pero ya, estoy exhausto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario